“Azteca” de Gary Jennings es la historia de un mexica antes del tiempo de la conquista española. En el momento más álgido del texto, se narra una escena de incesto entre él y su hermana, cuando apenas eran unos niños. Ellos no lo veían como algo malo: eran hermanos y por lo tanto, se amaban. En aquellos años era una práctica más común de lo que podemos pensar, incluso en sociedades de otras partes del mundo, como la egipcia.
Los tiempos han cambiado y lo que antes se veía normal, hoy es visto como absurdo o retorcido. Conforme el hombre ha ido evolucionando y realizado avances en la medicina o la psicología, algunas prácticas sexuales han quedado en franco desuso por considerarse aberrantes. La historia tiene ejemplos muy claros de cuánto hemos cambiado en nuestras costumbres eróticas a través de los siglos.
Algunas te horrorizarán, unas más tal vez te provoquen risa y otras quizás no te hagan sentir nada, pues es probable que seas un entendido en la materia. Aquí las prácticas sexuales que hoy nos parecen extrañas y eran de lo más normales en el pasado:
Métodos anticonceptivos de dudosa efectividad
En la antigüedad, antes de que existiera la anestesia, para las mujeres significaba una brutalidad tener niños. Muchas de ellas morían al momento de dar a luz, por lo que no resulta extraño que buscaran maneras para evitar embarazarse. Una de las más descabelladas era la crema hecha con estiércol de cocodrilo y miel que las mujeres se ponían en la vagina antes de las relaciones sexuales. El estiércol propicia un ambiente de alta alcalinidad que mata a los espermatozoides. Otro método extravagante fue el “estornudo anticonceptivo” recomendado por el médico romano Sorano de Éfeso –padre de la ginecología-. Les decía a las mujeres que después de un encuentro sexual se pusieran en cuclillas y estornudaran para evitar quedar embarazadas. A las que eran más fértiles, les indicaba saltar lo más alto que pudieran durante siete ocasiones.
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Violaciones de animales a humanos
El Coliseo romano se bañaba con la sangre de los gladiadores que combatían contra salvajes animales en una orgía de violencia que deleitaba a los espectadores en cada función. Éstos, como si no tuvieran suficiente, se divertían viendo a los vencidos ser violados por animales.
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Voyeurismo al límite
Los emperadores romanos se distinguieron por tener manías sexuales bastante peculiares: Tiberio era un voyerista empedernido a quien le gustaba ver a hombres jóvenes copulando vía anal. También reclutaba a niños de entre uno y dos años a quienes se les enseñaba cómo realizar una felación. Estos rituales se llevaron a cabo en un palacio mandado construir por Tiberio en la ciudad de Capri. Por supuesto, él también gustaba de participar en esos juegos.
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Incesto como una tradición
Para que en las cortes faraónicas corriera verdadera sangre real entre las familias, el incesto era una práctica muy común. Un hombre debía casarse con su hermana o hermanastra para aspirar a ser faraón. Esta práctica tenía sus raíces en la religión egipcia, en específico en la historia de incesto de los dioses hermanos Isis y Osiris. Después de que el cadáver de Osiris fuera descuartizado por su hermano Set, Isis lo recuperó y sobre él procreó al hijo de ambos, Set.
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Sexo en el más allá
Los egipcios creían que después de la muerte, los difuntos podían seguir practicando sexo. Por ello, a los cadáveres de los hombres se les colocaban penes falsos y a las mujeres, pezones. Sin duda, esta práctica está cercana a la necrofilia, que es la práctica sexual de un hombre o mujer con un cadáver.
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Prostitución infantil
Las familias pobres, cuando se daban cuenta de que no podían alimentar un hijo más, se deshacían de él enviándolo a los numerosos prostíbulos que abundaban en esa sociedad. En la actualidad, la prostitución y el abuso infantil son una de las acciones que mayores rencores despiertan en el mundo. Sin embargo, los romanos se permitían bastantes libertades en cuanto al sexo.
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Pederastía en la Antigua Grecia
Las tendencias homosexuales entre los hombres de la antigua Grecia no eran extraño ni mal visto. El filósofo Platón tenía un gusto marcado por los jóvenes, se acostaba con ellos y gozaba de su compañía. Aquellos que gozaban de un estatus social alto, seducían a los hombres jóvenes más pobres prometiéndoles todo tipo de regalos costosos. De esta forma, los adultos obtenían los placeres de la carne y sus amantes de corta edad eran presentados en la alta sociedad griega.
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Prostitución en Babilonia
Según el historiador Herodoto, las mujeres de Babilonia tenían que servir, por lo menos una vez en su vida, como prostitutas en su visita al templo de Ishtar. Su obligación era servir a cualquiera que les ofreciera una moneda. La explicación a este hecho era que las mujeres debían servir a los hombres con la misma devoción que a sus dioses.
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Besos públicos
Tras leer lo anterior, quizá lo siguiente puede parecer ridículo pero fue cierto. La aristocracia griega y romana veía mal que un hombre y una mujer se besaran en público. Puede ser que otro hecho haya provocado que los besos se vieran con repulsión; la costumbre romana de lavarse los dientes con la propia orina.
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El hombre jamás dejará de ser una criatura llena de hábitos extraños y repulsivos, sin importar la época que le toque vivir. Nuestra locura innata y ansias de placer sexual siempre nos llevaran a cometer actos enfermizos y cuestionables.
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