Han pasado un par de años desde que el director Tom Hooper creó una de las obras que ayudó a impulsar los derechos de las personas transgénero alrededor del mundo: “The Danish Girl”. Esta cinta cuenta la historia de Einar Wegener, un pintor quien después de darse cuenta de que “era una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre”, decidió someterse a una operación de reasignación de género. La película de Hooper muestra la plenitud y felicidad que Einar experimentó después de transformarse en Lili Elbe mediante una cirugía. A pesar de la alegría que significó convertirse en mujer, Lili murió a causa del transplante de útero (un procedimiento que hoy se considera imposible).
En la actualidad las intervenciones quirúrgicas para cambiar de sexo son mucho más seguras que a inicios del siglo XX. De hecho, la medicina ha aclarado que las personas que sufren dismorfia de género se ven realmente beneficiadas después de una operación de reasignación de género.
A pesar de los avances científicos la población promedio desconoce lo que una persona transgénero vive antes y después de esta intervención médica. La cultura popular ofrece pocas respuestas, pero gracias a la documentación de aquellos que han pasado por dicha operación, hoy podemos tener una aproximación mayor a lo que una persona trans realmente sacrifica, gana y pierde para poder tener el cuerpo que cree y siente que le corresponde.
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Antes
No es nuevo escuchar que cuando alguien se identifica como transexual o transgénero los demás lo discriminan y juzgan. Sin embargo, el mayor sufrimiento para aquellos que deciden cambiar su sexualidad es la desaprobación de su elección. Según los casos de Nora y Melanie, dos mujeres trans que compartieron su experiencia, durante un largo periodo de tiempo se vieron obligadas a declarar una y otra vez su decisión. Nadie las tomaba en serio, pero gracias al apoyo de algunos y a partir de su impetuoso deseo de ser felices por primera vez, ellas llegaron al hospital donde finalmente se convertirían en lo que siempre habían deseado. No obstante, este proceso tardó mucho más de lo que ambas esperaban.
La Asociación Profesional Mundial para la Salud del Transgénero recomienda a aquellos que decidan someterse a la operación de cambio de sexo, que pasen al menos un año de su vida caracterizados como siempre quisiera verse. Esta sugerencia les ayuda a adaptarse a la que sería su nueva apariencia, pero también es útil para que las personas que los rodean se acostumbren a su nuevo aspecto. Después de ese año, muchos deben esperar un largo tiempo para que finalmente se apruebe el inicio del proceso quirúrgico. Ciertos hospitales piden un permiso de psiquiatría para realizar la operación, por lo que los pacientes deben someterse a distintos cuestionarios cuyos resultados determinarán si es conveniente o no comenzar la intervención.
Por otro lado, la Terapia de Reemplazo Hormonal es obligatoria para cualquier individuo que quiera someterse a la reasignación de género. Este proceso afecta física y psicológicamente al paciente y puede durar hasta 18 meses antes de que el médico indique que es apropiado seguir con el resto del procedimiento. Los efectos van desde un tono de voz más grave y la aparición de vello corporal en el caso de las mujeres, mientras que a los hombres les crecerán los senos y acumularán mayor cantidad de grasa en ciertas áreas del cuerpo. Es común que durante ese periodo ellos experimenten una crisis que los haga dudar de sus preferencias sexuales, por lo que es inminente que la terapia hormonal se complemente con una terapia psicológica.
Durante
Una vez que la operación es aprobada, los médicos tienen la responsabilidad de informar a detalle lo que sucederá externa e internamente con el cuerpo del paciente. En el caso de los hombres la mayor parte del tejido del pene es eliminado para convertir esa piel en la entrada vaginal. Antes de crear la vagina, una pequeña parte de tejido eréctil se reconstruye para convertirlo en un clítoris, por lo que la sensibilidad sexual no se pierde. El tubo urinario también se adapta dentro de la piel para que el resultado final sea lo más aproximado a la anatomía femenina.
Una vez que el pene se invierte los médicos colocan algunos músculos del abdomen alrededor del órgano para que durante el acto sexual la persona pueda tener contracciones vaginales. Después el área toma forma mediante el uso de gasas quirúrgicas y al termino de la operación, el periodo de curación inicial es de aproximadamente siete días.
En el caso de las mujeres la cirugía es mucho más sencilla. Para que ellas logren experimentar las sensaciones del género masculino el médico inserta una prótesis que entra en contacto con la vagina. Ésta simula algunos de los comportamientos e impresiones del pene; por ejemplo, pueden tener erecciones mediante una válvula de aire o logran obtener placer haciendo presión en diferentes áreas de la prótesis. Finalmente, la recuperación después de la intervención es similar a la de los hombres.
Después
La parte más difícil para las personas trans es readaptarse a cada uno de los aspectos de su vida diaria. En el aspecto sexual, las mujeres trans no pueden usar inmediatamente su vagina para cualquier tipo de actividad sexual. Los especialistas recomiendan el uso de consoladores médicos para entrenar al nuevo órgano, el cual tampoco es capaz de lubricar por sí solo, además de ayuda psicológica, pues acondicionarse al nuevo cuerpo muchas veces les resulta complicado.
En el aspecto social los problemas también son varios, la discriminación laboral y el rechazo de los demás confunde y amedrenta a los trans. Además, ellos deben continuar con el uso de hormonas de por vida y en algunos casos los efectos colaterales de la terapia hormonal causan exceso de grasa o pérdida de cabello, por lo que será necesario contrarrestar las consecuencias con otro tipo de medicamentos.
Durante la recuperación después de la reasignación de género el paciente tiene prohibido dormir, comer determinados alimentos y realizar diferentes actividades físicas. A pesar de las dificultades, los psiquiatras aseguran que en la mayoría de los casos la depresión después de la operación se reduce y además, mejora el optimismo de los individuos que lograron convertirse en trans.
Existen distintos mitos alrededor de la operación de reasignación de género que van desde lo ridículo hasta lo surreal, por lo que lo recomendable es informarse con especialistas y documentos oficiales en la red. Vivimos en un mundo donde todavía no se consigue la aceptación de aquellos que lucharon por convertirse en lo que siempre desearon, sin importar cómo llegaron a este mundo. La única realidad es que todos somos iguales y no nos queda más que sentir respeto por todos aquellos que tomaron una decisión tan valiente como la de convertirse en trans.
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Fuentes:
Cracked, Chet-PlasticSurgery & HeartCorps.
Fotografías de personas transgénero en Cuba antes y después de la operación:
Claudia González.