Seamos sinceros. El sexo podría ser una de nuestras actividades favoritas, ¿y cómo no? Si su práctica, más allá del placer, funciona para disminuir estrés, quemar calorías, o sólo para lucir radiante al día siguiente; sin embargo, no debemos olvidar una pieza clave al momento de hacerlo: el condón.
Sí, el tema de protegerse durante el acto sexual es muy trillado, pero reflexiona un poco sobre las consecuencias que puedes cargar por el resto de tu vida sólo por satisfacer al cuerpo durante unos minutos. Existe un sinfín de mitos sobre el uso del condón, algunos dice que “no se siente igual” o que “es mejor terminar afuera para ahorrarse problemas”; pero utilizar adecuadamente el preservativo, además de reflejar higiene y seguridad, representa un acto de educación y respeto para tu pareja sexual y para ti.
A veces las prisas, el lugar y las ganas de tener sexo provocan que nos olvidemos del condón; por eso, lo mejor es estar preparados para evitar múltiples situaciones incómodas que podrían suceder si no lo utilizas. Pon atención a estos ejemplos:
Embarazos no deseados
Nada se compara con la alegría que un bebé provoca en una familia, pero estaría mejor que ese pequeño ser no fuera el resultado de una noche de copas o de tener sexo en el auto. De acuerdo a la Secretaría de Salud (SSA), el 95 % de las mujeres de entre 15 y 19 años no utilizó ningún método anticonceptivo durante su primera relación sexual, y como resultado, uno de cada cinco nacimientos se registra en menores de 19 años.
VIH
Por años se ha asociado al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) con las personas homosexuales, pero esta patología puede manifestarse en la vida de cualquiera sin importar su preferencia sexual. El VIH causa el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y se transmite por sangre o líquidos corporales. Hasta hoy no existe cura para este virus, pero hay opciones de tratamiento que permiten tener una vida sana y duradera.
VPH
El Virus del Papiloma Humano (VPH) es de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) más comunes y se estima que por lo menos el 50 % de las personas sexualmente activas la tendrán en algún momento de sus vidas. La mayoría de las veces no hay síntomas y el virus se elimina por sí solo, pero distintos tipos pueden ocasionar verrugas genitales o causar cáncer vaginal, anal, de garganta y cervical.
Hepatitis
Existen tres tipos diferentes de hepatitis, algunos se propagan más fácilmente que otros. La hepatitis A, B y C pueden ser todas transmitidas sexualmente y afectan al hígado, se propagan a través de la sangre y otros fluidos corporales como pus, semen y secreciones vaginales.
Otras ITS
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ITS se propagan por contacto sexual, incluidos el sexo vaginal, anal y oral. También pueden ser transmitidas por medios no sexuales como transfusiones de sangre o productos sanguíneos. Algunas de ellas son herpes, gonorrea, chancroide, tricomoniasis, clamidia, vaginosis bacteriana, sífilis, sarna, piojos, “ladillas”, enfermedad inflamatoria pélvica, cervicitis mucopurulenta, molusco contagioso y linfogranuloma venéreo.
Un momento de placer no se compara con las consecuencias que puedes vivir si no te proteges. El condón es uno de los métodos anticonceptivos más utilizados, efectivos y económicos. El sexo no es un juego de niños, ¡cuídate!
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