Sábado por la noche. El lugar está lleno y la gente tiene poco espacio para recorrer la pista e incluso para mantenerse en pie. Los cuerpos pegan entre sí y las miradas se cruzan entre la luz vaga pero seductora. El calor del lugar provoca que los cuerpos sean más libres, que la piel se muestre y que los tragos se consuman mucho más rápido. Es en la barra, mientras ordenan una cerveza, que sus manos se cruzan y las miradas se encuentran. No hay una mágica conexión sino una atracción innegable. El ruido no permite que la conversación fluya; entonces sus cuerpos son los encargados de comunicar. El baile se convierte en su lenguaje y pronto huyen de la gente que ahora se convierte en un estorbo para hacer lo que pensaron desde el primer momento en el que se vieron.
Las historias de lo que sigue toman diferentes caminos. Hay experiencias que resultan conmovedoras, verdaderas historias de amor con un inicio poco poético; pero también están los tan incómodos momentos en los que los recuerdos difusos nos hacen despertar con una persona completamente extraña. Es ahí donde el trabajo del artista Milan Nenezic entra en juego, en la compleja mañana del día siguiente que retrató en su serie “The Moment After”.
Milan Nenezic es un joven que apenas pasa los treinta años que tomó los famosos “one night stand” para realizar su serie. En esta serie, el artista plasma ese sentimiento que llega después del sexo, cuando la mente se aclara y disipa esos pensamientos que nublaban nuestro juicio. Elementos sexuales, miradas provocativas o intentos de continuar con un maratón sexual sabiendo que el tiempo afuera no importa y que estamos ahí para disfrutar.
“The Moment After” es un retrato íntimo de esa verdadera naturaleza que exponemos cuando perdemos el pudor. Cuerpos desnudos cargados de una sexualidad innegable que muestran, a través del color de los personajes, los estados psicológicos de quienes están retratados. Alusiones a la obra de Lucian Freud y a los trabajos tempranos de Francis Bacon, el artista explora ese sentimentalismo físico que muchas veces nos es imposible expresar.
Cuerpos fríos que hacen símil con el color para mostrar personas que no disfrutaron, que cuestionan sus decisiones o incluso se arrepienten; por otra parte explora los colores cálidos con los personajes más unidos, donde el goce es evidente por la postura de los cuerpos expuestos en posiciones sensuales, muestras de relajación e incluso una invitación a acercarse.
El toque hiperrealista del artista juega con ese sentido psicológico característico del surrealismo al crear una obra que no necesita de un gran análisis detallado, pero que sí deja ver que hay algo más allá de la mirada, algo que el entorno, la expresión corporal y el color del lienzo expresan metafóricamente.
Obras que rayan la felicidad y la tristeza, porque así son las mañanas siguientes, un juego al azar dejado en manos del impulso y el instinto. Personalidad, arrepentimiento y amor, todo visto a través del cuerpo desnudo de la juventud.
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Fuente:
Cargo collective