“Me he encontrado mujeres que admiran sus cuerpos. Se nutren, se forman y se vuelven fuertes a través de ellos. Sus motivaciones son tan diversas como las personalidades de las mujeres. Puede que se trate de su discurso sobre la percepción moderna de la mujer, su prueba de la relación entre feminidad y fortaleza, pero al mismo tiempo su instrumento para ser vistas y deseadas”.
Mujeres desnudas en complicadas llaves de lucha grecorromana; cuerpos sudados que se enfrascan en una batalla decisiva; rostros de angustia, presión y fortaleza. Las palabras de la fotógrafa Katarzyna Mazu reflejan una realidad femenina pocas veces explorada y menos veces fotografiada. La fotógrafa polaca tuvo la oportunidad de ser testigo del lugar en el que la feminidad es reinterpretada y donde la lucha es una herramienta para que la mujer encuentre la fortaleza que habita dentro de sí misma.
El Club de la Pelea femenino, es un lugar en el cual mujeres de todo Berlín tienen la oportunidad de luchar entre sí, sin ser categorizadas por peso o altura, ni por experiencia en el deporte, sólo por su determinación para luchar. En palabras de Mazu se trata de un lugar donde “una físicoculturista puede desafiar a una cinta negra en jiu-jitsu o a una principiante”. El club está ubicado en Marzahn, un distrito del este de Berlín, en el que las luchas femeninas duran pocas horas, incluyen descansos para que las peleadoras se conozcan y no hay jueces, pues basta alguien que conozca las reglas. La fotógrafa relata que todas las mujeres que deciden asistir a este lugar conocen los riesgos de lesiones en la lucha, pero acceden a participar en aras de encontrar la determinación para luchar que se extrapola a otros aspectos de su vida.
El Club de la Pelea de Berlín fue fundado por las peleadoras Anna Konda y Red Devil, quienes en aras de revivir la lucha femenina, decidieron crear un espacio físico y una comunidad en la cual las mujeres pudieran encontrarse a sí mismas, y quizás, emular la popularidad de la lucha femenina en el Berlín de los años 20. Anna Konda es una célebre luchadora alemana, quien si bien no se considera físicoculturista, sí es un emblema de la fuerza y potencia femenina. Konda fundó el club hace algunos años, y afirma que los hombres también son bienvenidos siempre y cuando estén preparados para obedecer las reglas. Y no son pocos los hombres que suelen desfilar por el club puesto que algunos exploran la oportunidad de luchar contra una mujer en un combate abierto pero también de saciar una de sus más profundas fantasías: la de ser dominado.
Konda, quien creciera en la Alemania del Este y fuera parte de los intensivos programas atléticos del sector comunista, recuerda con orgullo en una entrevista con Vice, cómo gustaba de intimidar y golpear a sus compañeros varones, quienes poco desarrollados en la adolescencia en comparación con las mujeres, eran dominados. Tras superar la necesidad de equipararse con los estereotipos del cuerpo femenino, Konda encontró en los músculos y la fuerza una forma de vida y también de conectarse con su sensualidad. La peleadora es una sensación en Internet y en Alemania, puesto que en el ámbito digital sus videos han vencido la censura de Youtube para mostrarla rompiendo sandías o cráneos de borrego con sus bíceps o entre sus fornidos muslos. Y en el día a día, Konda es muy solicitada por hombres que quieren vivir la experiencia de ser dominados por un cuerpo femenino ataviado de músculos.
La experiencia de la fotógrafa Mazu en contacto con el Club de la Pelea de Konda se resume a una cita de la polaca: “Me impactó lo que ví. Nunca había visto algo así en mi vida y fue muy interesante experimentar la intensidad de tan cerca. Tengo un gran gusto por explorar nuevos mundos, especialmente en aquellos en los que hay áreas grises. Me gusta la contradicción; algo que es contradictorio de la perspectiva de la mujer moderna en la sociedad”.
A partir de las constantes visitas de Mazu, ésta decidió contar la historia del lugar a través de una serie fotográfica, en la cual se aprecian rostros femeninos determinados a superar los prejuicios del género; muestras de sudor y sangre resultado de una confrontación contra la sociedad y mujeres que se conectan por las conversaciones, los golpes y las llaves grecorromanas. Se trata de un trabajo fotográfico que captura la esencia del Club: un lugar en el cual las mujeres superan sus propios límites físicos, donde se pueden sublimar los más profundos instintos de la violencia pero también una forma de convivencia femenina, en el cual éstas superan la adrenalina del combate y crean poderosos lazos entre sí.
Te compartimos el resto de fotografías de Mazu, cuyo trabajo puedes conocer en su página oficial.
–
Referencia: Dazed Digital
–
Te puede interesar:
La belleza imperfecta de la mujer al desnudo
25 datos que no conocías sobre Fight Club