El danés Nicolas Winding Refn es un director que ya alcanzó el tan anhelado estatus de “autor” a nivel cinematográfico; las anécdotas lo describen como un cineasta que desde muy joven demostró ser arriesgado, rebelde, con propuestas que retan y hielan la sangre de los productores pero que, al mismo tiempo, es capaz de ofrecer una obra tanto sensible como visualmente única.
Al inicio de su carrera, con sólo 24 años, se vio en la encrucijada entre estudiar cine en una prestigiosa escuela o simplemente hacer su primera película sin formación o experiencia, el camino que escogió fue el más difícil, pero sin duda fue la decisión más acertada cuando su primer largometraje, “Pusher”, le concedió un nombre que daría de qué hablar a toda una generación de futuros cineastas europeos.
Mucho tiempo ha pasado desde su debut, y su visión como realizador se ha moldeado, evolucionando en estilo hasta llegar a su último largometraje: “The Neon Demon”. Aunque su progreso sigue una línea coherente en cuanto a temática (siendo ésta la violencia presente en toda su filmografía) y en su propuesta visual, es inevitable hacer distinciones entre los diferentes periodos en los que realizó sus películas.
Claramente los primeros filmes que rodó en su país de origen, como la trilogía de “Pusher” o “Bleeder”, poseen una atmósfera suburbana que cuenta la vida de personas con emociones intensas en situaciones “normales” dentro de mundo poco convencional (al menos para los que no están en el submundo criminal).
En pocas palabras, su primera tanda trata de un cine de mafiosos, inadaptados sociales que en el fondo tienen los mismos problemas emocionales que una persona común, donde lo importante no es la degradación moral sino aquello que los personajes son capaces de hacernos sentir, lo mismo que Scorsese vio en cintas como “Scarface” o “Public Enemy” y que buscaba emular con “Goodfellas”.
Pero cuando vemos “The Neon Demon”, es inevitable preguntarnos: ¿dónde quedó ese lado humano en sus personajes? Su última película es un espectáculo digno de verse, justamente elogiado y con todo el respeto que merece a nivel técnico, pero su trama en momentos parece abandonar el interés por nuestros protagonistas, pierde sustancia y no pasa de ser una película desconcertante y extraña (en el buen sentido).
Quizás es una película que merezca un tiempo para ser vista con una mejor apreciación, ya que definitivamente es un filme memorable, pero en ocasiones no logra pasar como algo más que un reto del realizador por superarse en el lenguaje fotográfico. Está muy lejos de ser una película que supera las expectativas a nivel intelectual dejadas por el director con “Drive”, película que, sin duda, marca un antes y un después en la carrera de Refn.
En cada entrevista realizada a Nicolas, tras la realización de “Drive”, el danés hacía hincapié sobre estar en la búsqueda de querer contar historias con una sensibilidad adulta, europea y hasta femenina; “cuento de hadas” es la propuesta hacia el género más reiterada en su discurso pero, ¿ qué significa eso exactamente?
Para entender esta concepción del realizador es necesario detenerse y analizar lo que parece ser el fuerte de “Drive” como película, después de todo fue la que impulsó verdaderamente la fama de Refn en el mercado internacional y lo convirtió en un director solicitado por grandes productoras. Si no la han visto aún, sería un buen momento de hacerlo antes de terminar el artículo…
“Drive” no es sólo grande por su elenco, su impecable fotografía o su lenguaje visual meticulosamente compuesto, lo es también por la carga intelectual; en la superficie parece una película de acción por lo bien que está ejecutado este aspecto, pero en líneas generales es una película muy silenciosa que cuenta más de lo que aparenta; es rica en contenido pero sutil en la manifestación de éste. Nos reta como espectadores a preguntarnos qué significado tuvo todo lo que vimos (si es que en algún momento lo tuvo) y, en el caso de las grandes películas como “Drive”, a menudo tiene un significado oculto esperando ser descubierto por el espectador.
Volviendo a la comparación con los cuentos de hadas, el escarabajo con chaqueta de conductor es el símbolo de una fábula infantil: un escarabajo le pide a un sapo que lo ayude a cruzar el río, el anfibio al principio se niega porque no confía en el escarabajo; sin embargo, después acepta llevarlo, pero cuando ambos están a punto de llegar al otro lado, el temor del sapo se hace real y el escarabajo lo pica con su aguijón haciendo que ambos mueran en el río, ¿por qué?, porque el escarabajo no podía huir de su naturaleza como asesino y acabó con la vida de su salvador a pesar de que esto significara su propia muerte.
De eso trata la película en esencia, es una fábula sobre la naturaleza humana y cómo aquellos nacidos para matar estarán siempre condenados a vivir en medio de la violencia, sin posibilidad de ser felices o amados, siendo este elemento el que hace de “Drive” un verdadero cuento de hadas posmoderno. Por otra parte, “The Neon Demon” no parece estar a la altura o siquiera merecer esta categoría, es un retrato de la obsesión por la imagen, la superficialidad, los celos por la fama e, incluso, un vistazo al ocultismo, pero no deja de ser una versión imperfecta de un relato cenicientero con una vuelta de tuerca al final, cosas fuera de lugar o sin sentido real aparente; sin embargo, cualquier otra interpretación futura quizá sea capaz de salvar esta película para la posteridad.
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El cine está lleno de sorpresas y giros, para grandes historias se requiere de grandes realizadores y por esa razón te compartimos el nombre de los Directores más influyentes de la historia del cine, así podrás elegir qué tipo de filmes te envolverán.