El trayecto del viaje que se describe en ‘El corazón de las tinieblas’, la novela psicológica de aventuras del escritor inglés, Joseph Conrad, es rumbo al corazón de África, en específico, hacia el Congo. El objetivo de internarse en el continente donde nació la humanidad y que Occidente no ha sabido descifrar, es encontrar a un personaje perdido en la oscura imaginación de sus deseos de poder.
La cultura occidental se asienta en la destrucción, en el sometimiento al más débil, en sacar ventaja y quemar las culturas que subyuga. Occidente se puede sintetizar en la figura del cazador y su lanza: falo que da muerte. En cambio, las primeras sociedades de la humanidad eran matriarcales, mismas que pensaban la vida como una manifestación divina y a las mujeres que procreaban como lo más cercano a dioses terrestres. Así lo demuestran las figurillas más antiguas que se han encontrado en África y reminiscencias culturales en ese continente.
En cierta manera, la novela de Conrad, es la metáfora de una cultura patriarcal que ingresa en un territorio donde la naturaleza es hostil hacia las actitudes y acciones de daño. A contrapunto a esta narración, el director y periodista belga, Oliver Jourdain, creó un documental sobre el placer femenino y su relación con la vida de Ruanda.
‘Agua sagrada’, se interna en el corazón de África para explorar la vida sexual en una sociedad completamente distinta a la occidental. En ese país se descubre que el placer femenino es una institución. Muchos de sus haceres culturales y aprendizajes existen en relación de que la eyaculación femenina siga aconteciendo y otorgando y salpicando de vida.
En el documental, cuentan los ruandeses que el agua que mantiene la vida en movimiento, nació hace más de mil años de una reina que la pidió a uno de sus sirvientes que la complaciera en la cama. El rey se encontraba lejos en interminables guerras mientras el sirviente se movía infantilmente nervioso, provocando roces y vibraciones vaginales inesperadamente gozosas. Surgió entonces el manantial sagrado de Ruanda donde la gene se baña arguyendo que se trata de la fuente de la vida y la eterna juventud.
Quien haya provocado un orgasmo femenino habrá intuido que los espasmos y el grito de placer se acercan a la convocación divina y, de una manera indescifrable, al misterio de la vida.
Al mismo tiempo con la eyaculación diluvial de la reina, se inventó el método kunyaza para provocarlo. Éste, se enseña a los chicos y chicas a través del aprendizaje de ritmos acompasados que contrastan con el de ágiles tambores, para el correcto movimiento de la lengua, los dedos y la palma de la mano.
Uno de los educadores instruye: “Todo empieza con los preliminares entre marido y mujer, deben estar relajados. No es bueno que se haga el amor si ella está seca, ninguno disfruta. Al principio, ella te puede enseñar”.
Esta cinta que se realizó con el apoyo de Crowdfunding, refleja un tipo de educación sexual distinto a la que en Occidente se está acostumbrada: durante cientos de años la base de la sociedad fue el matrimonio y el lugar del sexo en el matrimonio únicamente fue para la reproducción. En cambio, en Ruanda el placer se presenta como la primera meta en una sociedad articulada de manera distinta.
Este documental es una invitación al viaje: al corazón de la eyaculación femenina.
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Aquí puedes seguir con tu instrucción sexual sobre el placer femenino: ‘Cómo lograr el orgasmo femenino que pocas consiguen y todas quieren’. Y para contrastarlo con investigaciones puedes conocer estos ‘Datos científicos que desconocías del orgasmo femenino’.
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Fuentes:
Sacred Water, página oficial
Kiss Kiss Bank Bank
El País
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