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Asiduas noches de sudor, piel y contemplación en las que
bailar sobre sus caderas es tan estimulante como
curvarme encima de su sexo mojado.
Deslizarme arriba y abajo es una tarea irresistible; al igual que no dejarlo entrar en mí es casi imposible.
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Espiar su espalda mientras se viste frente a mí es inquietante, pues nunca puedo
frenar mis ganas de volverlo a desnudar.
Gemir e hiperventilar con mi lengua dentro de su boca es un hobby y
huir de sus manos para que me atrape de nuevo entre sus brazos, piernas y labios es una adicción.
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Intento no pensar en él como la carne que me satisface, pero fallo y
juego a imaginármelo entre mis muslos una vez más. Me convierto en
kamikaze con tal de volverme a enredar entre su falo y otras partes.
Lasciva y salvaje me tiro sobre él porque sé que espera por mí con ansias bestiales.
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Manipulo todo a mi alrededor para quedarme sola con él: excitados, dispuestos y semidesnudos.
Niego mis tabúes, olvido mis prejuicios y pauso mi pudor para entregarme a la habilidad de sus dedos;
otros a lo que me he vuelto adicta, casi esclava.
Pierdo el control cada que ellos me atraviesan y dejo que la temperatura me consuma.
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Quisiera no sentirme tan perdida mientras estoy lejos de él, pero todo es mejor cuando me posee.
Retarme a no dejarlo entrar es una partida perdida para mí, al igual que no desearlo
silenciosa, obsesiva y carnalmente.
Tendida, lubricada y libre, así lo espero siempre para que el roce de sus yemas me provoque arquearme sobre las sábanas.
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Usurpar sus noches y
violar sus sueños me hace efervescer de placer; beber el
whiskey de sus labios me embriaga de éxtasis y todo lo que no sé de él me convierte en una
xenofílica de su piel, sus deseos y sueños más húmedos.
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Yacer encima de él, sobre mis pechos comprimidos y temblar al sentir su erección me complace, pues su terreno
zarzoso y húmedo siempre será mi mayor fantasía.
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Jade Schulz es una artista de genialidad inigualable, a quien se le ocurrió plasmar –a través de las letras del abecedario– el cuerpo femenino, su intención erótica y su estética lasciva. Esta diseñadora ha participado en proyectos para medios de la talla del “New York Times”, múltiples revistas de diseño y otras categorías; pues su trabajo no sólo resulta interesante sino original y de gran calidad. Ella combina la agilidad de su pulso con herramientas digitales para crear una serie de ilustraciones que oscilan entre lo femenino y lo provocador. La anatomía, en este caso de la mujer, es el medio y la herramienta manipulada para crear figuras, símbolos e historias eróticas que se cuentan de la A a la Z.
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Ilustraciones: Jade Schulz