A pesar de representar fieros guerreros y dioses poderosos, las esculturas y mosaicos que engalanaban los palacios y templos en la antigua Roma estaban dotadas de un miembro viril considerablemente pequeño. Puede llegar a sorprender que los grandes maestros de la proporción hayan reducido el pene a un tamaño casi infantil; no obstante, esto se debe más a una cuestión simbólica que de técnica. Al ser un arte, la escultura debía mostrar sólo la parte hermosa del mundo y para los griegos y romanos, el órgano masculino era el asunto menos atractivo en el cuerpo de un hombre.
De hecho, al ser considerado una máquina de producción y una potente bélica, el cuerpo masculino muchas veces tenía que ser representado bajo la mirada más inocente posible y como consecuencia de ello, también el pene tenía que ser esculpido bajo esa misma rúbrica, ya que éste era visto como un arma agresiva parecida al sable o la lanza. Al reducir su tamaño, evidentemente se reduce ese efecto agresivo y se regresa a los tiernos orígenes humanos en los que sin importar sexo o edad, una persona es capaz de llegar a seducir con su belleza.
Sin embargo, no importando el pasar del tiempo, la figura masculina sigue estando dotada de esa carga simbólica que le encierra dentro del caparazón industrial de un complejo aparato que lo mismo es capaz de construir que de destruir una ciudad entera con apenas unos cuantos movimientos. De este modo, al verse siempre bajo esa etiqueta, el hombre tiene que aceptar esa dureza y dejarla fluir a modo que no se convierta sólo en rasgo tosco y torpe propio de una bestia, sino obtener de él su lado más sincero.
Para el fotógrafo Collier Schorr no hay misión más importante que la de extraer esa sensación de pureza de sus modelos, mismos que no son otra cosa que hombres realizando sus actividades diarias con la misma fuerza y pasión con la que lo hacen todos los días. Frente a la lente del artista, estas figuras toman un nuevo semblante y se convierten en aquello que nuestros ojos siempre se negaron a ver: cuerpos inocentes que se ocultan detrás de su fuerza para no poner en evidencia sus sentimientos, mismos que les fueron prácticamente negados al haber nacido con pene.
Hasta cierto punto es posible afirmar que las fotos de Schorr son una nueva manera de abordar los modelos griegos, pues también en estas imágenes queda plasmada esa sensación de estar frente a un guerrero o un héroe moderno que, antes de renunciar a ser él mismo, decide mostrarse ante la cámara como es en realidad. Así, la fuerza y la sensualidad de su figura se ven inmersas en un cuerpo capaz de seducir y encantar a quien lo tenga enfrente.
–
Enaltecer lo cotidiano o volver de lo agresivo algo maravilloso, finalmente la tarea de todo artista es trabajar con los elementos que están a su alcance para convertirlos en un objeto estético cargado de significado. En otras palabras, hacer que una figura tan tosca como la masculina sea vista, más que como un objeto de deseo, como una obra de arte capaz de atrapar a sus espectadores a través de una imagen estática de la carne, es labor de un verdadero artista.