Celine: Te gusta tener sexo de la misma forma, todo el tiempo.
Jesse: Cuando lo tienes, lo tienes.
Celine: Beso beso, teta teta, vagina (ronquido).
Jesse: Soy un hombre de gustos simples.
La conversación entre una de las parejas más románticas en la historia del cine resume años de relación y pasión en lo que se ha convertido su vida sexual. Al ver la primera entrega, llamada “Before Sunrise”, observamos a dos jóvenes ansiosos por vivir, por conocer y por tener el mejor sexo de sus vidas. Esta conversación ocurre 20 años después, cuando el sexo dejó de ser una sorpresa y se convirtió en una rutina, demostrando que a veces lo que sucede en la cama, se refleja en la vida cotidiana.
El origen
Vanilla sex o sexo vainilla es el nombre que se le ha dado al sexo rutinario, convencional, sin riesgos o incluso aburrido. Nació a partir de que alguien de la cultura BDSM dijo que en el sexo hay quienes se acercan a una heladería italiana, llena de excéntricos sabores y llamativos colores, y que en lugar de pedir lo que bien podría ocasionarle un orgasmo gastronómico, opta por el confiable helado de vainilla. Entre tanta variedad se va por lo seguro, rutinario y aburrido.
“No es solamente la penetración lenta y tierna en la posición del misionero. El sexo vainilla puede ser sexo oral, de perrito, nalgadas y hasta asfixia…”.
El sexo vainilla no implica algo malo, pues muchas veces el amor y la ternura en el sexo se demuestran con lentas y sutiles caricias mientras las parejas se besan y se ven a los ojos. Esto puede pasar en el día uno de conocerse o 30 años después. Lo que muchos consideran un problema es cuando esto deja de ser un hermoso momento de intimidad y se convierte en una función manual más cercana a algo mecánico que busca cumplir una cuota y no una forma de expresar esa sensualidad y sexualidad que tanto se anhela. Algunos dicen que el sexo vainilla son dos personas blancas, heterosexuales, que siempre hacen la posición del misionero y sólo tienen sexo una vez ese día.
Existe una problemática con el sexo vainilla, pues los medios de comunicación, desde la llamada “Revolución sexual”, han intentado establecer una diferencia entre las prácticas sexuales cotidianas y las supuestas actividades que expandirán tu conocimiento sexual y te brindarán orgasmos que nunca imaginaste. No es extraño que gran parte de las revistas que dan consejos sexuales aseguren que un par de nalgadas o la introducción de un látigo al juego erótico sean suficientes para convertir a cualquiera en un maestro sexual alejado del sexo vainilla.
No es solamente la penetración lenta y tierna en la posición del misionero. El sexo vainilla puede ser sexo oral, de perrito, nalgadas y hasta asfixia… todo se trata de la rutina y la sorpresa. Si bien el BDSM tiene prácticas que implican bondage, dominación, sumisión y masoquismo (algunos hablan también de disciplina y sadismo), no quiere decir que todo lo que no entre en esa categoría sea sexo vainilla.
La actualidad
Gracias a la modificación que lo medios le han dado, hoy existen muchos artículos en defensa del sexo vainilla, pues en el afán de no querer ser catalogados como personas aburridas (mucho menos en la cama, nunca en la cama), hay quienes han adoptado prácticas que no les gustan con tal de aparentar apertura mental. En el artículo “En defensa del sexo vainilla” de El País, mencionan lo que dice Sara, una mujer madrileña de 48 años:
“Donde esté una posición frente a frente, de full contact, en la que te puedas mirar y besar, sobre todo si hay amor de por medio, las demás sobran. Yo también me he colgado de una lámpara, he hecho todo tipo de piruetas y no he disfrutado más. Lo que ocurre es que muchas veces esas performances se practican como sustituto del amor o de la pasión. Yo, en ese caso, soy más partidaria de cambiar el muñeco y volver a sentir todo eso de nuevo”.
Incluso mencionan un texto llamado “Vanilla Sex and Chocolate Sex” en el que se expone lo siguiente:
“Si tú dices que yo soy aburrido, yo digo lo contrario. Yo creo que tengo una mente expansiva y suficientemente creativa para disfrutar de las sensaciones y del sexo sin necesidad de accesorios, cuando otros necesitan un montón de esfuerzo por sentir lo que yo siento. Simplemente, porque yo no necesite salir del sexo convencional y tú precises de arneses o tengas una diferente mentalidad no te hace más complicado o interesante que yo. Sólo te hace diferente”.
Es entonces cuando entra en criterio esa nueva definición del sexo vainilla. Puedes acostarte en la cama, cubrir tus ojos con una venda y eso seguirá siendo sexo vainilla (a pesar de la entrega a la pareja). Pero al sentir esa pequeña caricia en el cuello, no saber a dónde se dirige eso que no puedes ver, sentir un dedo deslizándose en los muslos interiores y soltar un gemido mientras las piernas tiemblan, eso puede ser mucho más estremecedor que estar revestido de cuero, y ser atado y golpeado por una dominatrix.
Cualquiera puede alejarse del sexo vainilla. No es necesario una mente pervertida que maquine escenarios con orgías, sesiones sexuales que duran todo un día o de las que necesitan de cuero y cuerda para ser “kinky”. Siempre se dirá que el sexo vainilla es aburrido, pero mientras las parejas estén cómodas con lo que hacen, disfruten sus cuerpos y hagan del sexo una experiencia, no importan las etiquetas que se le pongan.
–
Cada pareja tiene la obligación de vivir momentos inolvidables y bien podrías intentar una de estas 12 durante el primer año. Aunque si eso es demasiado por el momento, pueden relajarse y simplemente ver una de estas películas perfectas para ver en pareja y que se encuentran en Netflix.
*
Fuentes:
El País
Gawker