Las citas se transforman a la par que cambian nuestras maneras de comunicarnos; hace pocos años mucha gente se hubiera preguntado con enfado y escepticismo cómo sería posible que alguien se pudiera comunicar a través de una plataforma que envía clips de video que al ser vistos desaparecen. En contraste, hoy muchos no podemos imaginarnos la vida sin Snapchat.
Ésta es la situación: llevas varios días o algunas horas escribiéndote con él, la conversación –antes en un tono cordial y amigable, incluso gracioso– comienza a subir de tono e intensidad. Comienzas a leer algunos mensajes que tienen doble sentido, pues éstos muestran una intención sexual detrás. Los contestas y piensas “ahora me va a pedir una nude”.
Entonces, el hombre con el que te escribes y al que quieres seducir te pide esa fotografía.
El chico te gusta, así que intentas decidirte entre:
1) Mandarle una de tu nudes
2) Cortar la conversación y dejarlo en visto
3) Seguir el juego de la seducción sin mandarle lo que te pidió
Primero debes recordar que la seducción es una acción “límite”, es decir, que nos lleva a espacios y situaciones preliminares que nos dejan esperando el descalabro ante el abismo posterior. Por lo tanto, ¿cómo es aconsejable cautivar a un hombre sin tener que mandar una sola nude?
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El ejercicio de seducir se encuentra olímpicamente equilibrado entre los mensajes cursis-intensos y el sexting.
La seducción va de la mano con la imaginación.
Mantente siempre en su mente, no tiene que ser precisamente desnuda, puedes describir alguna parte de tu cuerpo o contarle a detalle qué llevas puesto. Se trata de hacer que el otro imagine situaciones excitantes que podrían volverse posibles.
De manera muy casual pregúntale por sus fantasías sexuales y cuéntale las tuyas.
La seducción es la marea de la tensión entre mostrar y cubrir. Es por eso que la diferencia entre el porno y el erotismo se halla en la capacidad de sugerir y en lugar de exponer.
No tiene que ser exactamente una nude lo que mandes; con una fotografía que tú creas sugerente, te volverás más provocativa y atractiva que nunca.
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No olvides que la seducción es una batalla; tómate el tiempo para ganarla indiscutidamente.
Puedes mandar notas de voz que desaten el nudo del deseo para mantener a ese hombre esperando más.
Alguna palabra soez de vez en cuando hará que la tensión sexual entre ambos aumente.
La clave de la seducción se encuentra en la tensión que generes. No se trata de mostrar, sino de mantener esa eléctrica ilusión de interés y deseo, del ir y venir de palabras, del mostrar y negar imágenes o mensajes voz.
Manda fotos en las que parezca que lo estás mirando fijamente. El juego de miradas siempre será esencial durante la seducción.
No se trata de desnudarte desde el principio para capturar su atención, revélate de forma elegante, divertida y sexy: muéstrate tal y como eres. La actitud más seductora es la del falso desinterés, como aconsejaba Ovidio desde hace más de dos milenios. El misterio genera el interés más prolongado e intenso.
Descubre el arte de la seducción en Sören Kierkegaard; y entérate de los 10 pasos pasa seducir a cualquiera.