Cuando hablamos de erotismo podríamos señalar a artistas de todo el mundo y todas las disciplinas. Cada uno tiene una concepción del arte de la sensualidad que varía desde su visión. Como parte de mi labor escribiendo, he tenido el placer de interpretar la perspectiva de artistas como Alphonse Mucha, Ramón Casas, Faber Franco y hasta Picasso. Todos ellos ponen al descubierto el cuerpo humano y la calidez de éste en un plano contextual, que tenemos acceso a su sensual mirada, pero gracias a nuestras formas de vida, nos permitirán entenderlos aportándoles nuestra mirada crítica o subjetiva.
No obstante, hablar de erotismo una vez más, se podría tornar tedioso, por lo menos desde mi posición. No, no me gustaría recalcar la sensualidad, ni tampoco busco darle un nuevo sentido a la palabra desnudo. Pero, entonces, ¿qué debería escribir que no me haga caer en enaltecer la belleza del erotismo una vez más? Algo que se vuelva más personal y menos general, pero al mismo tiempo que me permita tener una opinión diferente de los clásicos discursos de moda o arte. Entonces, apareció en mi camino una serie de fotografías que aunque derrochan erotismo, no emanan sensualidad, la belleza estética es nula y la crudeza se exhibe como materia prima. Hablo de la obra de Jackie Ray.
Con un proyecto llamado “Cum Over”, la fotógrafa lo dice sin reparo: “Amo los penes, muchísimo”. Ella es la típica persona que en la secundaria se la pasaba pintando el dedo de en medio a todos, dibujando miembros masculinos en las libretas de los compañeros, en el pizarrón o en los baños y riéndose morbosamente cada que un profesor decía “sexo”. Aún con todo ello en su personalidad, creció para convertirse en un artista de la cámara cuyo cerebro fanático de los penes, le ayudó a realizar un trabajo erótico-real-grotesco-sensual que le ha traído tanto fanáticos que aplauden la inclusión que tienen sus fotografías, así como detractores que aseguran que su obra es una burla desafiante, pero fallida.
Jackie Ray cuenta cómo es que un pene se convirtió en su obsesión: “cuando era mucho más joven, realmente quería un pene. Una de mis fantasías era sentir uno entrando en una caliente y húmeda vagina, verlo y tener la experiencia desde un hombre. Ser un hombre era mi sueño. Quería sentir todo lo que implica introducirlo en un pequeño espacio y saber qué tanto hace feliz dicha acción a la otra persona”.
Para presentar su proyecto se transformó en un hombre-gato, otra de sus pasiones; y como si de una bola de estambre se tratara, sigue desesperadamente un pene de plástico. Con la ayuda de colores chirriantes y un poco lastimosos cuando se miran por un tiempo prolongado, el modelo se arrastra en un rosa fucsia, desnudo, con el rostro cubierto y un cuerpo un tato andrógino.
No sólo se preocupa por el sentir propio del pene dentro de una vagina o de cualquier otro lugar. Ella dice sin problemas “amo cómo se siente un pene dentro de mí, amo los penes”. Su amor por el miembro masculino es muy grande e interesante, ya que pocos artistas se atreven a gritarlo con tal naturalidad y posteriormente plasmarlo en su obra sin ningún tipo de problema o restricción como lo hace Jackie Ray.
La obsesión fálica de Ray va mucho más allá; se atreve a mostrar el erotismo y los rituales de las relaciones sexuales en fotografías que capturan cuerpos que no encajan en la estética erótica convencional. No vemos un abdomen marcado, ni un par de piernas largas y torneadas. No encontrarás un pene salido de una película porno y tampoco un par de senos firmes. Aquí encontrarás personas reales con cuerpos reales. Mujeres y hombres sintiéndose y viéndose tan reales como lo son. Incluso representan lo grotesco que cada ser humano esconde a medias. Gestos, fetiches y desfachatez. Todo lo plasmado exaltando los colores de sus fotos y haciendo énfasis en los deseos más intensos y “vergonzosos” de un ser humano.
Jackie Ray pone a disposición de los fanáticos un correo electrónico con el que pueden comunicarse con ella si quieren ser parte de su obra y posar para su lente. Ray no pone estatutos para sus modelos. El único requisito es quitarse la pena y ser un poquito morboso y deshinibido. Mostrar lo más oculto y engancharse de un discurso erótico en el que no tiene que haber dulzura ni elementos sorpresa. En el trabajo de la inquietante fotógrafa sale sobrando el canon de belleza. Ella rompe reglas, ni las sigue, ni las respeta.
Ray pone en tela de juicio el significado de la sensualidad y lo traduce a su serie fotográfica que no es más que un acercamiento mucho más sincero al erotismo al que nos enfrentamos día con día los cuerpos comunes. Los que tenemos sexo con personas normales, porque la final, eso somos: seres humanos físicamente distintos, pero todos emanamos olores, tenemos imperfecciones corporales y tenemos deseos privados. La diferencia es que Jackie Ray los exhibe sin reparo y solamente nos ayuda a repensarnos como seres humanos comunes. Nadie debería ser visto como divinidad, porque no estamos ni siquiera un poquito cerca de esa condición.
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Aprende más sobre erotismo y sadismo en estas 27 ilustraciones, además, si te gusta el erotismo boudoir que es completamente distinto a la obra de Jackie Ray, deberías conocer la propuesta de estos 6 fotógrafos básicos para entender la corriente.
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Referencias
highcreatives.tumblr.com
highcreatives.com
@jacquie.ray