El consumo de drogas psicodélicas para alterar los sentidos y la percepción de la realidad ha sido una práctica milenaria que culturas han utilizado con fines espirituales. Químicamente afectan e intervienen en las zonas que controlan la memoria, los estados de excitación y el pensamiento emocional, un proceso similar al de los sueños.
Aunque tabú, el uso recreativo de las drogas también ha sido una práctica antiquísima. Aproximadamente hace 40 años fue cuando la juventud se rebeló ante los estándares impuestos, cuestionando todo lo relacionado con la autoridad y quitando un poco el estigma del consumo de psicotrópicos.
Para aquéllos que no vivimos la década de los 70 tenemos en el imaginario colectivo una serie de características que nos vienen a la mente cuando se habla de este periodo.
El contraste en todos los sentidos, desde la música: grandes bandas de rock frente a pasos de baile disco, hasta la sociedad: un periodo de guerras y conflictos bélicos mundiales frente a las manifestaciones juveniles con el lema “Make love not war”.
La juventud hippie con sus mechas largas y sin peinar, pantalones acampanados y minifaldas en festivales musicales, donde hay drogas por doquier. La liberación sexual femenina con la introducción de las píldoras anticonceptivas.
Las fotografías de Dana Trippe logran captar la esencia de la época psicodélica, la estética y los tonos de colores con referencias claras de moda, lugares, accesorios y automóviles.
Se autodescribe como amante en general. Esta fotógrafa veinteañera acepta que está obsesionada con el pasado, y esto se ve reflejado en sus obras que sirven como máquina del tiempo al periodo setentero. Con una armonía retro que logra por medio de colores, vestuarios e intervenciones en las fotos. Retoma contextos actuales y los manda al pasado.
También en algunas de sus obras juega con la perspectiva y la percepción de la realidad. Los juegos con espejos y las miradas a través de bolas de cristal que invierten la imagen hacen una buena analogía con los efectos del consumo de drogas que alteran la concepción de lo que es real. Otras son intervenidas con pintura y colores brillantes y tan característicos de los setentas.
Al igual que las drogas en aquella década de liberación, la fotografía de Trippe es un conducto para la experimentación, de técnicas, imágenes y la representación de la mujer. La saca del contexto actual y la introduce en una época pasada.
Han sido muchos artistas que toman como fuente de inspiración la estética de los 70 pero esta fotógrafa lo hace de manera memorable.
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