El punto erótico más alto se encuentra en nuestras mentes.
La diferencia principal entre sexo y erotismo es que el primero, indiscutiblemente, alude a las pasiones carnales sin dejar espacio a la imaginación, lo único que importa en ese momento es el roce de pieles y cuerpos, entregarse por completo a la bestialidad. Por otro lado, el segundo, mantiene un carácter más imaginativo, en el que –apenas provocado por una simple imagen– el cerebro comienza a contemplar todas las posibilidades de placer existentes.
Por tales motivos, a pesar de que Internet y los medios nos facilitan cualquier proceso mental, la literatura erótica sigue ganando importante en los anaqueles de las librerías. Generando grandes ganancias y ventas, debido a que las personas prefieren leer sobre estos actos, antes que verlos a través de una pantalla. ¿Por qué? Al no tener ninguna imagen como referencia podemos ponerle voz, cuerpo y rostro a la persona que está a punto de recibir un par de dedos húmedos en su entrepierna…
Muchos son los que gozan la idea de crear en su mente la escena descrita en un libro, mismo que nos puede hacer pensar que el único futuro se encuentra en la firmeza de la carne, que ahora húmeda a causa del sudor provocado por dos cuerpos en fricción, evoca al único modo de inmortalidad: el orgasmo.
Justo en ese momento, la persona que disfruta con nosotros los placeres sexuales podría tener otro nombre y otros ojos. No importa lo pecaminoso que sea el escenario, porque todo quedará oculto en la oscuridad del pensamiento, ese punto ciego en el que incluso el deseo más retorcido encuentra una forma de concretarse sin que nadie se percate. De este modo, las letras comienzan un proceso que termina como una metáfora sexual sin tapujos y límites.
¿Cómo lograr esto con imágenes? Metaforizar el acto sexual sin caer en lo pornográfico es un verdadero reto, para lograrlo, el artista debe tener claro que por ningún motivo puede ser explícito al intentar plasmar el deseo. Apenas tiene que insinuar el contenido de su trabajo, agregando pequeños guiños dirigidos al espectador, mismo que tiene la responsabilidad de descifrar esas pistas; como si se tratara de un juego cuyo final será el éxtasis de un cuerpo entumecido por el placer.
A través de sus ilustraciones, YSSA nos invita a ser participes del sensual juego sexual. El contenido de sus trazos raya lo explícito, pero el concepto que les otorga a estos posiciona su trabajo en lo erótico. Utilizando la técnica del libro para colorear, la ilustradora nos invita a conocer a los protagonistas de sus dibujos, darle color y textura a todos ellos. De esa forma, a través de nuestra mente, podremos otorgarle tanto poder a estos sueños eróticos como deseemos.
Quiero que ustedes se pierdan a sí mismos mientras llenan y colorean estas piernas, pechos y ornamentos
El color es sólo un pretexto para detonar un juego aún más complejo: crear una historia a partir de las imágenes dadas para hacer de nuestros sueños eróticos algo tangible. Sin dejar lugar a dudas o incógnitas que puedan sabotear el momento; es decir, dejando que el pensamiento vuele.
Las ilustraciones de YSSA apuestan por un estilo completamente nuevo para abordar el erotismo a través de la exploración y la sensibilización de los sentidos. Aunque se trata de material visual, cada una de estas ilustraciones posee un elemento que refleja los sueños eróticos que todos hemos tenido. Por ejemplo, los escenarios que antes sólo veíamos borrosamente durante un plácido sueño de la que despertamos mojados…
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Para colorear más historias eróticas, puedes visitar a YSSA en su sitio web o Instagram.
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