En la Antigüedad, los eunucos se encargaban de vigilar y atender los harenes, muchos de ellos escalaron los peldaños del poder hasta convertirse en confidentes o amantes de emperadores, quienes les otorgaron una vida de lujos a cambio de no ser hombres, ni mujeres, sino un tercer sexo destinado a vivir sin el derecho al placer sexual.
La castración es el acto de extirpar los testículos y, en algunos casos, mutilar el pene o ambos. En el pasado, los hombres castrados eran conocidos como eunucos, quienes, al no tener órganos viriles eran feminizados y servían en la corte imperial para el cuidado de las mujeres. Los eunucos se caracterizan por la escasez de vello facial, regularmente su voz es aguda y físicamente son más débiles que el hombre promedio debido a la falta de testosterona.
En la Antigua Roma surgió un festival dedicado a la diosa Cibeles, en dicho festín los hombres se desnudaban y se embriagaban al ritmo de la música; en el éxtasis sacaban un cuchillo y se arrancaban el pene o testículos entre gritos de euforia y dolor.
Según la leyenda, la diosa Cibeles tuvo un amor desmedido por su hijo Atis. Al pasar de los años, el amor fraternal se convirtió en un amor posesivo y enfermo. Una tarde, Atis salió a caminar por la colina cuando apareció una ninfa que lo cautivó. Cibeles se sintió traicionada por su propio hijo y éste, al sentirse culpable, se castró a sí mismo.
A lo largo de la historia, en distintos continentes y culturas los eunucos han estado presentes, y se han codeado en las altas esferas de poder; por ejemplo, el emperador Nerón contrajo nupcias con un bello joven llamado Sporo, a quien hizo mutilar sus genitales para que pareciese mujer. A la boda asistió toda la corte romana.
Otro de los eunucos famosos se llamó Bagoas, quien fue amante de Rey Darío III quien gobernaba gran parte de Persia y, tras la derrota de éste en manos de Alejandro Magno, Bagoas se convirtió en amante del emperador macedonio.
En la era medieval la castración era una práctica común debido a que la iglesia sólo permitía a los hombres cantar, por lo que se solicitaban niños emasculados, capaces de tener tesituras de voz como sopranos y mezzosopranos. El primer castrato en adquirir notoriedad fue Baldassare Ferri, quien trabajó como cantante para tres reyes consecutivos y se convirtió en aliado de la reina Cristina de Suecia en 1645. Años más tarde permaneció durante 20 años en la corte del emperador Leopoldo I de Austria.
“Los castrati tenían popularidad de casanovas debido a que las mujeres preferían tenerlos como amantes sabiendo que era imposible quedar embarazadas. Pues si bien los eunucos no tenían testículos, o estos no funcionaban, eran capaces de mantener erecciones”.
Farinelli es considerado uno de los castrati más famosos de todos los tiempos. Johann Joachim, quien era compositor y flautista del Rey Federico II de Prusia escribió: “Farinelli tenía una voz de soprano penetrante, completa, rica, luminosa y bien modulada”.
Según algunos biógrafos, Farinelli fue castrado a los siete años debido a que sufrió un accidente a caballo. Sin embargo, en el siglo XVII era común que la gente en extrema pobreza acudiera con médicos para castrar a sus hijos y así otorgarles una vida acomodada como cantantes de ópera o coristas de la iglesia. Los castrati adquirían fama y fortuna, además de ser idolatrados como figuras célebres de la música.
A mediados del Siglo XIX esta práctica se prohibió en Europa, por lo que las nuevas tendencias musicales se inclinaron hacia los tenores. El último castrati fue Alessandro Moreschi, quien murió en 1921.
Actualmente, en algunas regiones de países como Mali, Tanzania, Camerún, además de India y Pakistán, aún se llevan a cabo rituales de castración. India es el único país del mundo en reconocer a los eunucos como el tercer sexo debido a que la cultura hindú tiene infinidad de dioses andróginos; muchos de los castrados se dedican a animar fiestas como bailarines, cantantes y los menos afortunados a la prostitución.
La castración, más que un aspecto cultural y religioso, es indicio de la barbarie humana institucionalizada. Los eunucos de los tiempos modernos luchan por tener un espacio dentro de las estructuras patriarcales, lejos de la marginación y la discriminación.
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