Durante años la mujer ha visto su cuerpo ser retocado, alargado, adelgazado, bronceado e incluso empalidecido gracias a los modernos avances tecnológicos. Un problema provocado por la aspiración a tener lo que la cultura actual denomina “el cuerpo perfecto”, pero si para llegar a esa venus contemporánea es necesario el uso de phosotoshop y unos miles de dólares gastados en un equipo que transforma la realidad en una hiperrealidad ajena a nosotros entonces esa perfección es inalcanzable.
Hay una nueva generación de artistas, muchas de ellas mujeres, que están abogando por una estética distinta, un regreso a la realidad. Esa sociedad de consumo que abrazó la imagen hiperrealista a partir del triunfo del capitalismo y el auge de la publicidad hoy encuentra en ellas (muchas veces luchando desde la propia trinchera, un intento por cambiar la publicidad para bien) el bastión de resistencia y transformación que tanto se necesita. Se trata de jóvenes fotógrafas y artistas visuales que a través de Internet están transgrediendo la imagen tradicional de las curvas perfectas, de los senos firmes y la piel lisa, y dan paso al vello púbico, las cicatrices, la sangre y el sudor; aspectos tan naturales que parece una incongruencia tener que resaltar su belleza.
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Petra Collins
Al pedirle a Petra Collins que se quitara la ropa para la cámara durante una entrevista, ella dijo que se siente cómoda al fotografiar mujeres en su estado natural, pero que incluso aún le cuesta trabajo hacerlo. A pesar de eso, lo hizo y durante los ocho minutos que le toma remover toda su ropa, la artista de 23 años declaró el sufrimiento que ella y millones de adolescentes sufren a diario al enfrentarse a un estándar de belleza que no es ajeno a ellas, pues el mensaje es claro: “Si tu cuerpo no se ve así, no vales nada”, lo que lleva a mucha gente a tener desordenes alimenticios y problemas psicológicos. Actualmente, Petra trabaja con algunas de las marcas más reconocidas en el mundo de la moda y ha comenzado a imponer su estética libre de prejuicios para de esa forma darle a las jóvenes una idea sana de lo que el cuerpo realmente significa.
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Rupi Kaur
Kaur ganó atención a nivel mundial cuando una fotografía de su serie “period.” fue eliminada por Instagram. La menstruación no debería suponer algo malo, mucho menos para una aplicación que se jacta de ser una de las más abiertas en cuanto a imágenes artísticas. Rupi Kaur es una artista que se ha dedicado en gran parte a la literatura; al ser su fuerte las palabras, uno de sus proyectos finales en la universidad fue crear una serie en la que las palabras estaban prohibidas. De ahí nació “period.” y al convertirse en algo tan popular, la escritora no pudo evitar decir unas cuantas palabras al respecto:
“…algunos están más cómodos con la pornificación de las mujeres, la sexualización de las mujeres, la violencia y degradación de las mujeres. Ellos no se molestan en expresar su disgusto acerca de todo eso, pero se molestan y enojan por esto. Nosotras menstruamos y ellos lo ven como algo sucio. Búsqueda de atención. Enfermo. Una carga. Como si este proceso fuera menos natural que respirar. Como si no fuera un puente entre este universo y el último. Como si este proceso no fuera amor. Labor. Vida. Belleza extraordinaria y desinteresada”.
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Molly Soda
Una ciberfeminista, una fotógrafa, una artista, una mujer que está cambiando la cultura en linea y abogando por la aceptación del cuerpo femenino. Su cuenta de Instagram debe ser revisada constantemente pues mucho del contenido que sube es eliminado debido a que va en contra de los principios de la aplicación. Más allá de querer molestar a la plataforma, la artista tiene opiniones que versan sobre el capitalismo, el conservadurismo y muchas otras cosas que se encuentran detrás de la censura en Internet. Incluso publicó fotos en las que aparece desnuda en su serie “Should I send this?”, una clara referencia a la cultura del sexting y la forma en que muchas personas se predisponen a ser expuestas en linea. ¿Fotografía erótica? No, estas son imágenes que todos guardan en sus celulares para ciertas personas. Es la intimidad, el sexting, la vulnerabilidad; todo eso transformado en una obra de arte.
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Alexandra Marzella
Dice que es una “artista mujer”, nunca una “artista femenina”. Abierta en muchas cuestiones, incluso en su forma de vivir. No es fácil ser independiente en Nueva York, por lo que el hecho de que su departamento esté en una zona bastante privilegiada es lo que la hace admitir (sin pena) que un “sugar daddy” es quien paga por ese departamento, pues la realidad es que ésa es la única forma de moverse en el difícil mundo del arte de Nueva York. A pesar de eso, el trabajo de Alexandra es fuerte y crítico. Una modelo cuyo vello en las axilas no le impide mostrar una belleza y una seguridad intimidantes.
Internet ha logrado que los estereotipos se terminen, por lo menos ha ayudado a que las nuevas generaciones se acerquen a una cultura visual distinta a la que las grandes corporaciones establecen. Ya no se trata solamente de la idea que se expresa, sino de la artista; ellas son jóvenes que no temen ser censuradas y criticadas, pues saben que mientras más arte provocativo y fuera de la norma hagan, mayor será el impacto en las jóvenes a las que sirven de inspiración.
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Fuente:
Dazzed