El sexo es una necesidad humana y, aunque nos sorprenda, es algo que va más allá del estado consciente, ya que el cerebro continúa estimulándonos, aunque estemos durmiendo. La mayoría de las personas saben que los hombres comienzan a tener “sueños húmedos” (también conocidos como emisiones nocturnas) al llegar a la pubertad. Algunos despiertan por su orgasmo/eyaculación, mientras otros no recuerdan haber tenido un sueño erótico.
Lo interesante y menos discutido es que las mujeres también tienen sueños sexuales que pueden o no terminar en un orgasmo. Tal vez no existen signos tangibles de lo sucedido, pero en algunos casos, una mujer puede despertar por un potente orgasmo; de hecho, algunas aseguran que tienen orgasmos mucho más fuertes mientras duermen en comparación con los orgasmos que tienen cuando están despiertas.
John Money, neuro-endocrinólogo estadounidense, dijo que “el mayor y más potente órgano sexual no está entre las piernas de hombres y mujeres, sino detrás de las orejas”.
Ante todo esto, el panorama para el estudio de los orgasmos durante el sueño es muy amplio. Alfred Kinsey, un famoso investigador sexual, descubrió que un 37 por ciento de las 5628 mujeres entrevistadas, habían experimentado orgasmos nocturnos, y estudios más recientes han determinado que el porcentaje es mucho mayor, aunque todavía muchas no son conscientes de esto, lo que provoca algunos malentendidos al respecto.
La mayoría de los sueños sexuales tienen lugar durante la fase REM y es debido a que la sangre fluye con mayor fuerza hacia ciertas áreas del cuerpo, como los genitales. De acuerdo con una declaración de Madeleine Castellanos, terapeuta sexual y psiquiatra que reside en Nueva York, “el cerebro reconoce que hay más flujo sanguíneo en los tejidos y lo interpreta como excitación sexual”. La suma de esto y el estado de relajación natural en la que se encuentra el cuerpo, se tiene una situación propicia para que se produzca un gran orgasmo.
De acuerdo con la sexóloga, ginecóloga y directora del Institut Clínic de Sexología de Barcelona y del Instituto Iberoamericano de Sexología, Francisca Molero, “es más fácil tener un orgasmo cuando dormimos. La anorgasmia (la inhibición del orgasmo) tiene mucho que ver con un excesivo autocontrol, pero en sueños eso no es posible. Además, cuando estamos conscientes no siempre nos permitimos experimentar ciertas cosas. El cerebro es un órgano muy plástico que no distingue muy bien entre realidad y ficción. Una mujer puede no haber experimentado nunca un orgasmo, pero seguro que ha visto películas en las que otras si lo tienen, lo que influye en el inconsciente”.
Es importante entender los orgasmos nocturnos para comprender el rol de la mente en el deseo sexual y la satisfacción. Deja de pensar que el placer es erróneo, inmoral o simple perversión. Sólo hay que disfrutarlos.