–Hazme el amor de nuevo–, le dijo a su hombre mientras abría las piernas y se acomodaba encima de él. Sus mejillas lucían enrojecidas y en su pecho brillaban unas perlas de sudor.
El sujeto se sintió listo para una segunda ronda de fluidos, sudor y besos. Penetró a su dama con suavidad y se entregó con ella a una danza sobre las sábanas que poco a poco cobró mayor intensidad. La ventana de la habitación estaba abierta, ambos sabían que sus vecinos los espiaban o los escuchaban a la distancia y eso los excitaba. Provocaba que cada caricia, cada beso y cada embestida fuera más intensa.
Y también los excitaba el pintor que, atento a la cópula de la pareja a escasos metros de ella, se entregaba de lleno a la creación de su lienzo para inmortalizar a los amantes de manera detallada y apasionada.
Tras algunos minutos, la mujer llegó al orgasmo al tiempo que el artista Édouard-Henri Avril daba los últimos pincelazos a la escena.
El momento decisivo en la carrera como artista de Édouard-Henri Avril comenzó cuando le fue encargado ilustrar el libro “Fortunio” del poeta y novelista francés Teófilo Gautier. El éxito cosechado tras la realización de este proyecto le valió a Avril ser reconocido como un gran ilustrador literario. Pronto, su reputación lo condujo a involucrarse en un género más oculto en aquel entonces: la literatura erótica. Sus picantes ilustraciones comenzaron a verse en libros de escaso tiraje, a veces de hasta 100 ejemplares, que se movían en círculos muy cerrados de coleccionistas ávidos de erotismo.
Tras la ilustración del “Fortunio” le siguió la edición francesa de “De figuris Veneris”, del filósofo alemán Karl Forberg en 1906. Esta obra es un estudio sobre escritos eróticos antiguos de las culturas griega y romana. Las ilustraciones de Avril son sexualmente explícitas, perfectas en su recreación de la anatomía humana y le confieren a la obra un realismo como pocas veces se veía en aquella época.
Ilustró en 1908 una reedición de la obra más famosa y polémica del novelista inglés John Cleland, “Fanny Hill” (1748), una novela que involucraba los primeros rasgos de lo que en la actualidad conocemos como pornografía, debido a lo explícito de sus escenas. El relato nos cuenta la agitada vida sexual de su protagonista, cuyo nombre da título a la obra, desde que dejó su pueblo natal hasta su llegada a Londres. Estas ilustraciones son algunas de las más conocidas de Avril.
Ambos trabajos fueron los que le dieron a su autor el estatus de maestro ilustrador del erotismo, debido al realismo y gran detalle que su obra muestra al espectador. Avril nos sumerge en la intimidad de las parejas del siglo XIX para darnos cuenta de las costumbres eróticas de aquel periodo. Su dibujos son naturalmente bellos y muestran sin censura alguna la forma en la que hombres y mujeres siempre se han entregado a una exploración completa de su sexualidad. Sin embargo, Avril no se limitó a recrear escenas de su época sino que viajó al pasado para mostrarnos la sexualidad de sociedades como la griega:
Édouard-Henri Avril es más conocido por su pseudónimo Paul Avril, el cual adoptó para firmar su ilustraciones destinadas a la literatura galante. No tuvo límites en pintar todas las variantes sexuales que hoy son tan conocidas: por su pincel desfilan parejas heterosexuales en la intimidad de su alcoba, escenas homosexuales en exteriores, tríos, orgías vistas a plena luz del día o zoofílicos en un ambiente que viaja de lo cotidiano a lo casi celestial.
Avril nos muestra los esplendores del sexo en estado puro: los amantes comparten el mismo interés por el placer del otro. El hombre embiste a su dama con una mezcla de ardor pero también de ternura. Ella se mueve con la firme misión de exhibir ante él su falta total de timidez. Así es como se disfrutan los placeres de la carne: del ansia de llegar al orgasmo, pero también del deseo de que el otro explote, alcance las estrellas y se quede sin habla.
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¿Te has deleitado con las escenas surgidas de la mente de Édouard-Henri Avril? No eres un pervertido ni un maniaco sexual si respondes que sí. Tan solo eres una mujer y un hombre normal que disfruta de observar el deleite al que tú también te has entregado en más de una ocasión. Disfruta tu sexualidad con quien quieras y de la forma que más te agrade, sintiéndote observado por Édouard-Henri Avril, para que la experiencia sea más intensa.
Aquí respondemos a la pregunta ¿cómo distinguir entre erotismo y pornografía en un trabajo artístico?
También puedes aprender las 7 lecciones de la pornografía.
Fuente:
The Culture Trip