Anoche soñé que entraba en tu cuarto, iba sin ropa y con tacones.
Te despertaste y bajaste de la cama hacia mí, luego me senté sobre la mesa de estudio, abrí las piernas, mientras te decía que me comieras el coño…
Después de un buen rato relamiendo entre mis labios, me cogiste enérgicamente para bajarme de la mesa y una vez los dos de pie, comencé a desabrocharte el pijama. Ya desnudos, seguíamos besándonos y tocándonos hasta que nos acercamos al ropero; me giraste de espaldas contra él, abriste mis piernas, al mismo tiempo que me dabas ligeras tortas en mis carnosos glúteos, entonces, como llevaba tacones, mi altura era perfecta para que pudieras darme desde atrás. Cuando tus caderas empezaron a rebotar encima de mis nalgas, te agarraste fuerte de las mías, mientras me inclinaba poco a poco hacia delante para que tu pene estuviera más cómodo dentro de mí.
Cada vez nuestros movimientos eran más intensos y tus besos en mis hombros eran casi mordiscos con lametones, tu lengua anidaba entre mi nuca y mi cabello suelto, al ritmo que tus manos oscilaban por todo mi cuerpo.
Nuestras respiraciones eran más rápidas en cada embestida, tu espalda chocaba contra la mía y tu boca palpitaba sobre mi cuello, hasta que finalmente corrías… Me follaste de pie y sólo con zapatos.