Mientras mis nalgas vibraban sobre sus piernas cada vez que brincaba encima de él, yo tomaba los cuernos de aquella bestia de acrílico color marfil para impulsarme. Sentía su falo dentro de mí, pero también dos miembros viriles, casi taurinos, entre mis manos. De ambos me aseguré para lograr que el placer me tocará más profundo que nunca. La experiencia sexual no fue tan distinta a las que ya había tenido antes, pero el hecho de tener en mis brazos el poder de entrar, salir, subir, bajar y saltar a mi antojo, fue la parte más excitante.
Este relato es el que una de las creaciones de Andrés Amaya, artista plástico mexicano, pudo haber despertado en cualquiera. Él se dedica a crear objetos y mobiliario a partir de la explotación del erotismo, la sexualidad y el diseño contemporáneo. Amaya creó una disruptiva propuesta para desafiar los lineamientos políticos y religiosos que se oponen a la exacerbación del erotismo a través del arte. Además de lo sexualizadas que son sus piezas, éstas poseen un toque humorístico y oscuro muy particular.
La colección de Amaya pertenece a la corriente del pop surrealista, su estilo y la estética de su proyecto lo ha llevado a exhibirse en distintas ferias y exposiciones del diseño dentro y fuera de México. Además, su trabajo se ha publicado en revistas reconocidas sobre diseño y erotismo.
La pregunta es: ¿tú qué harías con una de sus piezas?
La admirarías, luego planearías tu siguiente encuentro. Los dos ahí se dispondrían a montarla, a fusionarse con la pieza para marcar su piel en ella. ¿Te gustaría?
Tal vez sólo pases las yemas de tus dedos sobre el brillante material de la silla. Temeroso y agitado imaginarías lo que te gustaría hacer encima de ella, pero jamás te atreverías a proponérselo a quien se roba tus sueños húmedos. ¿O sí?
Lo intentarías, te recostarías sobre la superficie fría; tratando de deslizarte al ritmo de tus palpitaciones incitarías a tu pareja a treparse sobre ti. Ambos comenzarían a tocar el respaldo, los brazos y las patas del mueble, mientras con la otra mano se acarician. ¿Qué harías después?
Mientras tu besas sus pezones, ella tomaría los cuernos firmes del artefacto y tú sentirías la presión de su cuerpo sobre tu sudor. Sin temor y con toda la comodidad comenzarían a saltar sobre el taburete para hacerse gemir el uno al otro. ¿Te atreverías?
Sobre esta pieza comprobarían que sus cuerpos son perfectos al momento de tener sexo. Los tres embonarían como un rompecabezas perfecto y de hecho no querrían separarse de nuevo. Se volverían uno, tú dentro de ella y los dos sobre lo que despertó su deseo sexual. ¿Sabrías cómo parar?
Andrés Maya, además de atípico, es muy detallista en cuanto a la creación de sus piezas. Todas están pensadas y fabricadas para que el cuerpo pueda posarse de manera segura, cómoda y sumamente placentera. Estas piezas fálicas no sólo despertarán tu deseo sexual, también pondrán a volar tu imaginación y la de aquella persona que espera un encuentro contigo.
Si eres fanático de la intersección entre diseño y placer, lee: Cómo convertir el erotismo, el pasado y tu esencia en arte. También te recomendamos conocer las ilustraciones que te revelarán los más oscuros secretos de la sexualidad femenina.
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Si quieres conocer más sobre la obra de Andrés Maya visita su página oficial o su cuenta de Instagram.