En la India existe un Dios que se encarga de que la lluvia, los relámpagos y el cielo se hagan presentes para que las tierras germinen y la vida florezca. Cierto día, una pareja que seguía al gurú Prem Rawat, le hizo saber que serían padres de un niño que esperaban pudieran criar bajo la influencia divina de los dioses hindúes. El gurú, “bendijo” el vientre de la mujer de origen venezolano y le sugirió lo nombraran como aquel Dios. De este modo, el niño tendría una vida segura, sería fuerte e impregnaría de agua y claridad su vida. Unos meses después, el niño nació y como les había sugerido el hombre, le llamaron Devendra Banhart.
Así, con genes venezolanos y estadounidenses, pero con la influencia hindú desde su nacimiento, el niño creció rodeado de libertad artística e ideológica, en especial viviendo en un país como Venezuela en el que radicó con su mamá luego de la separación de sus progenitores; sin embargo, a los 14 años se asentaron en Los Ángeles y posteriormente él emigró a Francia, en donde comenzó a hacer música y fue descubierto por una persona con la que no tuvo éxito. Entonces, decepcionado de sí mismo, regresó a Estados Unidos a volver a cantar o intentarlo y… ¡sorpresa!, los contratos comenzaron a llegar, sus canciones se popularizaron y entonces el mundo se rindió a los pies del carismático, encantador, talentoso e inteligente músico que le ha dado al mundo su mejor versión de él.
No obstante, Devendra no sólo es un buen músico capaz de hacer de una canción toda una odisea en la cual viajamos y celebramos cada nota y cada acorde. Es un artista completo que no puede terminar una canción sin antes hacer un dibujo, un garabato y una ilustración que refleje lo que está tocando o pensando. El músico se complementa con el arte en papel para crear una atmósfera completa alrededor de él.
Pero Devendra no se limita a un par de dibujos, él se adentra en el medio artístico que va mucho más allá de hacer “garabatos” en papel, como él les llama. Es un artista visual que sabe plasmar su vida, sus experiencias y le inyecta el misticismo que lo ha seguido desde su gestación. Así, tan ecléctico como su música, el arte de Devendra Banhart se mueve en diferentes áreas y facetas, sobresaliendo el surrealismo en el que dice sentirse muy cómodo, ya que sólo tiene que mirar dentro de sus sueños para poder reproducir lo que ve y siente.
El músico define su arte como una fusión de pensamiento, sentimiento y música, así tanto el dibujo como la composición musical están íntimamente conectados, pero ¿cuáles son las fuentes de inspiración que han hecho de Devendra un hombre tan artístico y capaz de hacernos volar en melodías y papel? Bien, el amor, la vida, la amistad, Venezuela, Francia y lo que en el momento le cause algún sentimiento específico. Todo ello, en conjunto, transmiten locura, surrealismo y amor inagotable por lo que no es de sorprenderse que sus dibujos sean una especie de representación gráfica de sus canciones.
Otra fuente de inspiración es la cultura que habita en cada país sudamericano. Devendra lleva los trazos a un nivel mucho más alto, les plasma un toque de trivialidad que los hace mucho más cercanos a los espectadores ya que no es nada ajeno, sino una expresión de las culturas a las que les tiene devoción, por aportar al mundo lo que pocos han podido. Así, con toques tribales, “primitivos”, trazos sencillos y un discurso místico y surrealista, Devendra deja claro el significado que las artes tienen para él.
Su primer libro, se titula “I Left My Noodle on Ramen Street” que contiene dibujos y pinturas que realizó la última década. Cada una de las creaciones ahí mostradas son explicadas por él mismo en donde narra el proceso de creación, la inspiración o alguna anécdota que lo llevó a realizar dicha obra. Se ha hartado de que cada quién interprete el arte a su manera, así, que sin oponerse como tal, les brinda a los espectadores el panorama con el que se maneja para que diseñen su propia interpretación partiendo de la idea original del autor.
“Unburdened By Meaning” otro libro del artista en conjunto con Adam Tullie, tiene el logro de haber sido creado en sólo una semana. En este libro, ambos artistas se alejan un poco de sus característicos estilos para encontrarse en un centro comunitario, en el que involuntariamente combinan sus ideas personales ocasionando una obra de arte que guarda otras piezas dignas de ser exhibidas alrededor del mundo como lo ha hecho con los dibujos en solitario. Cada que abres un dibujo, hallas un texto explicativo, así como fábulas y narraciones.
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Así, con un toque tribal y primitivo, Devendra deja en claro que las artes son parte de él y la imaginación se puede apoderar de todo aquel que la sepa manejar, justo como él lo hace en cada pieza que realiza, ya sea musical o pictórica, pero a todas les plasma su amor por las artes que no son más que su educación proveniente desde el vientre, así como su condición natural de artista. Cuando naces con el don, no lo pierdes nunca, sólo lo desarrollas y le das forma.
From my womb to my tomb
I guess I’ll always be a child. —’I Feel Just Like a Children’
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Conoce más del libro “I Left My Noodle on Ramen Street” y no olvides dedicarle a ese alguien especial una canción de Devendra Banhart y otros artistas indies.
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Referencia
freim
Fahrenheit Magazine
La Mono