La historia del videoarte es compleja por donde se le mire. Siendo uno de los resultados estéticos del siglo XX cuando la televisión era considerada una poderosa herramienta de dominación social y la videograbación un recurso que se restringía a usos comerciales, la producción artística a través de la filmación encontraba su conflicto en el registro del performance y el quiebre con los ideales de este último, así como con el detrimento por parte de los directores que trabajan cine experimental y todos aquellos que calificaban a lo televisivo como una basura.
Fue en los años 70 y durante el desarrollo de las artes contemporáneas en la veintena siguiente, que el camino para el videoarte se tuvo que labrar con el rechazo de directores y autoridades institucionales de la cultura; sin embargo, como sucede constantemente en la revolución de las prácticas humanas, se logró un cambio a pesar de las múltiples disputas y los baches estúpidos que las asociaciones acostumbran abrir. Se posibilitó trabajar con el multimedia en las disciplinas artísticas y paulatinamente se insertaron nuevas tendencias tecnológicas en la escena a partir de un trabajo que, poco a poco, fijó la mirada en la decadencia que la raza humana perseguía con sus actos extremistas.
¿Por qué era tan escandaloso ese ejercicio artístico además de su poca credibilidad como soporte cultural y estético? La selección de temas y presentación de conflictos hacía —y de hecho hace— que el videoarte sea complicado de digerir. Ya sea por su temporalidad o su aparecer disruptivo en tanto medio de documentación o denuncia de hechos decadentes, superfluos, cotidianos, injustos, violentos, sexuales, discriminativos o de inhumana muestra.
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Tony Ousler
Por ejemplo, podemos tomar a este artista neoyorkino como uno de los más influyentes y controversiales en el ámbito. Sus piezas, instalaciones multimedia que conjugan la videoproyección con otros medios, muestran constantemente contenidos sociológicos y políticos que charlan con el espectador para llegar a un nivel de crítica totalmente radical.
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Nam June Paik
También es posible mencionar a este coreano, quien es el responsable de la “nueva” percepción temporal en el arte contemporáneo y fue una de las figuras clave en el siglo XX para entender el videoarte como lo entendemos hoy. Con filmaciones que iban de lo ridículo a lo exhaustivo en cuanto a la demostración de una era vacía, Paik siempre problematizó la percepción distorsionada por las extensiones tecnológicas.
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Pola Weiss
Pola Weiss, mejor conocida como la madre del video en México y su vertiente hacia el arte y el performance, fue la primera estudiante en presentar un examen profesional con una tesis en video. Además, es una de las mujeres imprescindibles en el arte al momento de entablar diálogos visuales en torno a la muerte y la destrucción en nuestro país mediante el collage y la psicodelia.
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Wolf Vostell
Desde los años 50, Vostell reflejó la política y las desastrosas consecuencias de las guerras en sus obras. Temas como el Holocausto, Vietnam, el asesinato de John F. Kennedy, la caída del muro de Berlín y demás acontecimientos políticos aparecen reflejados en sus obras como sucesos de vuelco social y vergüenza humana.
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Sarah Minter
Comenzó trabajando en experimentos teatrales y fílmicos de los años 70 con Alejandro Jodorowsky y Juan Carlos Uviedo; tiempo después, terminó tomando una cámara de video como herramienta principal para su propia producción. Sus videos están siempre relacionados con el contexto socio-político del país, tratando temas sobre las clases sociales, la marginalidad, la libertad, la intimidad y las relaciones sociales.
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Jonas Mekas
https://www.youtube.com/watch?v=XhmZ7C-oXDY
Un pionero en el rubro, Mekas se encontró en extremo relacionado con Andy Warhol, Nico, Ginsberg, Yoko Ono, Lennon y Dalí. Con la costumbre de grabar absolutamente todo lo que acontece a su alrededor, ha logrado un archivo increíble de experiencias y poemas visuales que siempre guardan cierta relación con la soledad, el desplazamiento, la reapropiación y el quiebre de censura.
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María Eugenia Chellet
Su trabajo es reconocido por enfocarse en los estereotipos femeninos de la historia, en cómo se ha entendido la feminidad en distintas épocas y cómo los medios masivos de comunicación se han encargado de moldear esta imagen desde la Biblia hasta la publicidad. La violencia de género y la imposición estética de un mundo decadente son, con frecuencia, los ejes centrales de su trabajo artístico.
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Xavier Cha
Este artista, con sede en Nueva York, se encarga de producir constantemente una serie de piezas donde el sujeto lucha contra sus propias emociones o se expone en sus actividades contemporáneas como un cuerpo de confesiones o vulnerabilidades. Cha nos transporta a un futuro extremo donde el silencio se hace un drama visual y las necesidades humanas se convierten en perturbadora atracción.
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Para continuar descubriendo cómo es que el video se incluyó en nuestras artes y se mezcló con otras experimentaciones, como el performance, lee acerca de los 10 artistas contemporáneos más importantes del mundo y algunos performances que harán preguntarte si es el escándalo sexual lo que vende.