https://www.youtube.com/watch?v=CFmtwC7AJB4
La construcción y la desaparición de un personaje puede depender de muchas cosas en el mundo del arte; en el caso de Banksy estos cambios de presencia podrían significar demasiado, comenzando porque ellos guardan una gran probabilidad de ser una producción en sí mismas. Banksy hasta la fecha ha sido un artista y activista que ha causado constantemente controversia en el ámbito museístico, de producción y político del mundo, haciéndose un referente primordial para los actos de denuncia en los marcos de la imagen o el acto transgresor.
Su identidad siempre se mantuvo en secreto hasta hace algunos días, resultado que ya se había previsto desde años atrás en una investigación prácticamente policial, y esto representa un cambio drástico en su persona y en sus prácticas. Dicho descubrimiento se debe a que su figura se ha tomado bastante en serio como un terrorista que ha querido debilitar las decisiones o las posiciones de gobiernos alrededor del globo.
Todo esto ha desembocado en el extremo de utilizar técnicas para rastrear a los criminales más buscados y el entendimiento de sus acciones como un peligro social. Uniendo las coordinadas de más de 140 lugares donde ha dejado sus intervenciones, un grupo científico de la Universidad Queen Mary de Londres está convencido de haber dado con la identidad de dicho artista.
Sus investigaciones dirigen enérgicamente a Robin Cunningham, ciudadano inglés cuyo nombre ya no debe ser para nada desconocido si se han seguido estas especulaciones desde 2010, que se arrojó este dato como un anticipo acerca de la verdadera personalidad de Banksy.
Dicho resultado fue publicado por la revista “Journal of Spatial Science”, en que el mencionado equipo traza un mapa de las direcciones donde ha vivido o ha sido sorprendido a este sospechoso en supuestas acciones que caracterizan al sello Banksy.
Esta persecución se refuerza con las investigaciones provenientes del Scotland Yard, que también ha hecho esfuerzos inacabables por quitar la capucha al rebelde del graffiti. La pregunta inicial aquí sería ¿por qué tantos recursos invertidos en conocer su identidad y detener sus prácticas, cuando hay criminales causantes de catástrofes más grandes?
Incluso otro cuestionamiento que salta a la luz es cómo afectaría esto, de ser verdad, al arte de Banksy; ¿se cree que debilitando la performática de un ser con esta naturaleza caería definitivamente un órgano de queja e inconformidad? Probablemente, si no se toma en cuenta que su firma (la cual recordemos no tiene copyright) también se ha especulado como una actividad colectiva de un grupo anónimo, se entienda obtusamente que la manifestación disruptiva se puede frenar.
En esa lid, podríamos pensar a Cunningham como un elemento de desorientación que atraiga la mirada de sus persecutores y, así, facilitar con otras alternativas el hacer artístico de una mente que calcula todos sus pasos o de un grupo que toma medidas en cualquier campo para su activismo, incluyendo esto una burla a los sistemas estándares de averiguación.
Recordemos al personaje llamado Mr. Brainwash, un artista que en el documental “Exit through the giftshop” emerge gracias a la figura de Bansky y otro intento por desenmascarar su identidad; pero no omitamos esa otra posibilidad de estar frente a otra creación del tan llamado terrorista del arte, que pudo haber dirigido toda la atención a ese sujeto con el fin de esconderse una vez más, o bien, de crear un nombre que, con la misma finalidad, sirviera como una mofa mediática que atrapara tanto a los involucrados como a la gente que insiste en mostrar un rostro supuestamente culpable por estos actos vandálicos.
El ir detrás de este artista sigue en la agenda de centros de investigación y cuerpos de detectives, pero nada ha sido confirmado aún. Si el desmantelamiento de esta información supone la muerte de un artista, en el sentido de arrebatarle fuerza a sus acusaciones, lo cierto es que el soporte que sus prácticas aportaron serían imposibles de echar atrás. El arte y la política siempre han sido un matrimonio en nuestra historia, pero a partir de las producciones que Banksy trajo, el aparecer artístico adquirió formas irrevocables. Si él desaparece en cuanto a entidad, todos seremos a partir de su no-presencia el Banksy que se necesite.
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Referencia:
Fortune
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