Pintura, piedras y azar es lo que compone la propuesta del pintor mexicano Bosco Sodi en Omni, su producción más reciente.
Su obsesión en torno a los conceptos del accidente y lo incalculable hace que recolecte piedras volcánicas de diferentes tamaños, las que pinta y somete a altas temperaturas en un intento por "volverlas" a su estado natural y a su forma esencial: la lava.
Su labor comienza desde que emprende su viaje en busca de las piedras con las que quiere trabajar. Después de estudiar sus formas y texturas, elige unas cuantas y las toma para pintarlas e introducirlas en los hornos.
Una vez adentro, el fuego y el azar se encargan de transformarlas.
Afirma que cada una de las piedras entra con una forma y un sentido, pero, después de un tiempo expuesta al fuego, sale con una personalidad y energía distintas, propias.
Con su trabajo lanza al aire el mensaje: "En el arte no se debe olvidar la parte del accidente".
Dejar que el azar moldee las piedras significa celebrar lo fortuito e inesperado. Así, el espectador se ve obligado a no asumir nada y, por el contrario, esperarlo todo.
Bosco Sodi es un artista plástico mexicano quien explora el proceso orgánico de los materiales que utiliza en su obra, estos varían dependiendo del lugar en el que se encuentren. Así, sus obras se conectan de forma única al sitio en que fueron creadas. Con influencia de artistas como Mark Rothko y Anselm Kiefer, Bosco Sodi es considerado uno de los representantes jóvenes más importantes del expresionismo abstracto en México.
Sodi ha expuesto en galerías de Nueva York, Kyoto, Milán y la ciudad de México.