En 15 años, alrededor de 1.6 millones de venezolanos han abandonado su tierra para encontrar lo que la cuna que los vio nacer no puede darles. El dramático proceso migratorio bajo el que los días en Venezuela transcurren, es el mismo motivo por el cual las noches en el país sudamericano se lloran cientos de despedidas.
El dolor que padecen las familias que se desprenden a partir de esta movilización es el mismo dolor que lleva a estos hombres y mujeres a buscar algo mejor para sostener a sus seres queridos. Y aunque algunos lo consiguen, el fenómeno que se está tragando este país a bocados continúa desestabilizando a una sociedad entera que aún no sabe si es mejor quedarse a padecer o irse para extrañar.
A pesar de tratarse de un país que nunca formó parte de una cultura migratoria, hoy por hoy, hay venezolanos en por lo menos 96 países del mundo, información que grafica el sociólogo Ivan de la Vega, quien ha estudiado por años las tendencias migratorias de distintos países.
El sacrificio de estos buscadores consiste, principalmente, en despojarse de una estabilidad emocional que una familia te brinda en cualquier condición. Sin embargo, no sólo se trata de las monedas con las que el venezolano pretende recuperar lo perdido, también se involucra un sentido de productividad que en su propio país es imposible adquirir, pues su trabajo jamás es valorado y mucho menos remunerado justamente.
“Me duele que en mi obra
se despidan del país”
Es así como responde Carlos Cruz cuando le preguntan sobre su obra “Cromointerferencia, Color Aditivo”, la cual se ha convertido en el escenario principal de la despedida de decenas de familias venezolanas. El artista expresa cómo lo hiere que su obra se haya convertido en la plataforma que aparece en cada uno de los recuerdos de todos los que se fueron y también de los que se quedaron, a partir de lo que concluye cómo es que el arte se convierte en parte esencial de la vida, que en este caso, para el venezolano se trata de un momento, de una emoción, de un último abrazo, de algunas lágrimas disimuladas y de un hueco en el corazón al cual recordarán por su forma y color.
Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar
Cómo éste, existen otros
6 aeropuertos de los que nunca querrás irte debido a la increíble arquitectura con la que fueron construidos o rediseñados.
Carlos Cruz Diez es el artista franco-venezolano que protagoniza una de las corrientes artísticas más relevantes del arte óptico y cinético. El discurso plástico del artista rodea una encrucijada que abarca la conciencia de inestabilidad que connota la realidad y el fenómeno cromático que evoluciona de la mano con el tiempo y el espacio.
“El deseo de todo artista es revelar algo nuevo;
y eso es lo que atesoran los museos del mundo”.
Las obras del artista plástico se encuentran en colecciones permanentes y de fama mundial, en museos como:
-Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York
-Tate Modern, Londres
-El Museo de Arte Moderno de la Ville, París
-Centre Pompidou, París
-Museum of Fine Arts, Houston
-Wallraf-Richartz, Colonia
“El cinetismo arremete, precisamente, contra
el intimismo que había llegado a la pintura”.
Para el máximo representante del arte cinético, el color siempre fue una fascinación a través de la cual trabajaría el resto de su vida. Más allá de un instrumento para sus creaciones, el color se convirtió en una investigación exhaustiva con la que él diseñaría todo un concepto que estaría encabezado por un elemento clave: el movimiento.
La propuesta artística de Cruz Diez está fundamentada en ocho comportamientos distintos que tienen que ver con el color. Estas ocho vertientes se fueron convirtiendo en etapas con obras representativas que ilustraban la cosmovisión de cada una:
1. Color aditivo
2. Fisionomía
3. Inducción cromática
4. Cromointerferencia mecánica
5. Transcribía
6. Cromosaturación
7. Cromoscopio
8. El color en el espacio
Al igual que para el “Mago del Color”, esta característica es una de las más importantes en la historia del arte, compruébalo conociendo Las paletas de colores de los grandes cuadros de la historia del arte.
“…con el color del porvenir”.
De esa manera pintaría la vida el Mago del Color, como a veces es llamado Diez. La sugerencia que este maestro quisiera dejarle a los jóvenes venezolanos a través de su arte y los mensajes de la misma, es la de pintar su vida con futuro y entendimiento del mismo, pues él cree que los jóvenes estamos viviendo una época muy complicada de comprender, concluyendo que nos falta pragmatismo para desarrollar nuestra capacidad de análisis y así solucionar lo que nos ha tocado vivir.
Los acontecimientos que el representante del op art (arte óptico) ha creado a través del color y su reflexión por el arte, han provocado en el espectador una reacción de interacción que se convierte en la relación de cualquier situación, propia o no, con el color, el tiempo y el espacio que éste ocupa. Por ejemplo, una despedida dolorosa en la que todavía se guarda un remanso de esperanza que se consumará al volver y reencontrarse con los que se extrañan desde el primer adiós.
Cruz Diez no es el único artista concebido como un autor importantísimo de una corriente artística, el detalle de las obras y el impacto de las mismas es lo que determina que un literato, pintor, muralista o escritor se considere un éxito o un desastre rotundo, ambos traen consigo felicidad y sacrificio, tal es el caso de estas
9 grandes mujeres artistas que tuvieron éxito pero sufrieron y enfrentaron el más trágico de los destinos. Como ellas, existen muchas estrellas que a partir de sus primeros destellos comenzaron a tropezarse con una serie de eventos desafortunados que las llevaron a pensar que todos Nacimos para sufrir.