El rostro de una persona nos invita a conocerla, nos intimida o nos enamora. Las facciones del rostro pueden ser tan perfectas que parecen esculpidas a mano y en un arrebato de pensamientos que escapa de nuestra boca decimos si alguien es agraciado o no. La cara de una persona nos dice mucho de ella; una parte de su personalidad se asoma por sus ojos, su gesto se reconoce por la nariz, y su boca (y lo que sale de ella) revela aspectos a veces desconocidos a veces sólo para confirmar lo que ya sabemos. La faz es lo que nos identifica, nos presenta y nos hace reconocibles frente al resto. No en todos los casos, Catherine Ryan no piensa lo mismo, y decide que para sus pinturas lo menos importante es que muestren su rostro por una sencilla razón, no lo poseen.
Catherien Ryan es una artista estadounidense especializada en la pintura, pero con una particularidad: los personajes de su trabajo no tienen rostro. A través de su técnica pictórica, la artista intenta demostrar cómo, sin importar cuál sea el contexto, la gente repite los mismos gestos una y otra vez, por lo que decidió omitir la cara en los protagonistas de sus cuadros en un intento de acentuar su obra en los momentos cotidianos que éstos viven, pues es en estas posturas diarias donde Ryan encuentra la inspiración.
Antes de dedicarse por completo a la pintura, la artista trabajó en un centro de revelado, donde descubrió su interés por las conductas más recurrentes en las personas, no sólo en su individualidad, sino dentro de su núcleo familiar y en su comunidad. El que Ryan haya decidido pintar sin rostro a sus personajes es reflejo de esta fascinación por destacar la expresión corporal de los mismos que dejen al descubierto sus debilidades, inclinaciones o tendencias, sin un rostro que predetermine sus emociones al respecto. Su obra se centra más en el comportamiento de las personas y menos en la relación de éstos con la naturaleza.
Para realizar sus pinturas, la artista utiliza, en su mayoría, acrílico o carboncillo sobre papel y recientemente incorporó el graffito y el gouache a su obra, una técnica similar a la acuarela pero de consistencia más espesa en el dibujo. Con la reciente inclusión de estos dos últimos materiales, Ryan asegura que ha adquirido velocidad a la hora de realizar sus cuadros, pues desarrolla tres piezas en sólo una semana. Además de dedicarse a la pintura, Ryan ha explorado otros campos dentro del quehacer artístico como el diseño web y la edición, con los que involucra la pintura para perfeccionar su obra.
“Mi tema es bastante amplio, pero lo que estoy tratando de comprender son las formas que se ocupan de los seres humanos. Siempre he estado particularmente interesada en los patrones inducidos por el temor, la mentalidad de masas y la necesidad de controlar y conquistar. También es muy importante para mí tener un equilibrio entre los aspectos de mi vida y el arte”.
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