Dispuestas a lo largo de un poste de aproximadamente 2.5 metros de altura en medio del Parque Municipal de Belo Horizonte, diez gallinas vivas fueron rociadas con combustible como parte de la obra del artista brasileño Cildo Meireles. La mecha que pretendía crear conciencia. Con el nombre “Tiradiente: tótem-monumento al preso político”, el artista celebraba al héroe nacional de la independencia de Brasil a quien el país entero conoce como “Tiradentes”.
Cuando el pueblo brasileño intentaba lograr su libertad, Tiradentes fue condenado a muerte por la corona portuguesa. Su cabeza fue clavada en el centro de la ciudad de Río de Janeiro. El resto de su cuerpo fue cortado en piezas para exhibirlas en diferentes partes de la ciudad, algunos aseguran que la corona tenía tan pocos escrúpulos que el acta de ajusticiamiento de Tiradentes estaba firmada con su propia sangre.
Aquel símbolo de lucha y fuerza se convirtió en una imagen que recordaba miedo y angustia. Si Tiradentes había sufrido eso, qué pasaría con el resto de los hombres que intentaran sublevarse contra el poder. Meireles toma la figura histórica y la resignifica para provocar el efecto inverso. Se basó en las tradiciones yorubas para declarar su rechazo a la violencia militar. Esas aves remplazaron el cuerpo de Tiradentes para recontextualizarse con las muertes de presos políticos de la dictadura: “la imagen del mártir vuelve al pueblo resignificada bajo un rito religioso-popular”, asegura Claudia Carliman.
Como si se tratara de un hombre con pensamiento mórbido y sin escrúpulos, cada una de sus obras es capaz de provocar sobresaltos y conmoción en la mente del espectador que invitan a la reflexión. Antes de 1967, Cildo separaba perfectamente su ímpetu artístico por la lucha social a la que todos los estudiantes se enfrentaban; hasta que dos años más tarde lo seleccionaron para participar en la Bienal de Jóvenes de París. Horas antes de la exposición, la policía cercó el museo y le dio tres horas a quien entonces era el director de Arte Moderno de Río para que desmontara toda la exposición. El mundo artístico se solidarizó con ellos y toda su perspectiva cambió, desde ahí Meireles es el artista más contestatario contra los regímenes políticos globalizados y coercitivos.
Con su arte conceptual parte de la experiencia sensorial del espectador para criticar sistemas ideológicos y económicos. Nació en Río de Janeiro en 1948. Mantiene un compromiso fervoroso con la historia de su país y con la realidad política de Brasil, sobre todo en la época de la dictadura militar. No sólo la vista percibe las obras de Meireles, sino que también el tacto, el oído y el olfato deben ser utilizados por el espectador para comprender su totalidad.
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Cildo es una figura clave para el arte contemporáneo y para la vanguardia artística brasileña de posguerra: entre el neoconcretismo y el arte conceptual. Algunos llaman a su obra como “un acercamiento poético al estudio de la sociedad” con la que examina, como si se tratara de un laboratorio, al espectador, la comunicación, el valor del arte y los procesos históricos que han marcado al mundo.
¿Cuánto vale un fajo de cien billetes? Cuando Meireles los puso sobre un pedestal, la obra adquirió un valor veinte veces superior al real. También con billetes, Meireles denunció la muerte del periodista Vladimir Herzog, acusado de comunista y de quien los medios dijeron, la muerte fue inevitable por un suicidio. Nadie lo creyó y así, en billetes que ahora están guardados en galerías y museos, intentaba democratizar la información escribiendo en cada billete: “¿Quién mató a Vladimir Herzog?”.
El contenido del artista comenzaba a ser polémico y radical, como con su obra más conocida: la serie “Projeto Coca-Cola”, en la que cambió las etiquetas de refresco, que en lugar de anunciar a la marca, simplemente revelaban un “Yankees Go Home”. Después de intercambiar el mensaje, Meireles las puso nuevamente en circulación.
Otra de sus obras más polémicas fue “Cómo construir catedrales” en la que, a partir de la colonización religiosa brasileña, intenta buscar cuánto peso tuvo la evangelización y la explotación de las riquezas de las colonias… Su obra no tiene límites de significados ni percepción, aquél que se enfrente a lo que Meireles expresa, seguramente no saldrá con un buen sabor de boca, pero le quedará el halo de un presente que no controlamos y que muchas veces no entendemos, tal como lo expresa en su obra “Babel”, en la que una enorme torre de radios plantea la incapacidad que tenemos de comunicarnos debido a todos los conflictos a los que nos encontramos.
Nuevos significados que siempre son confrontados a la exploración de temáticas estéticas, de percepción, ciencia, sociedad y economía para ser el vestigio de lo que somos. A través de la memoria, Cildo intenta que el arte permanezca en la experiencia de aquél que lo observa.
Ha exhibido en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México, en el Tate Modern de Londres, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. Inspirado en Francisco de Goya, Meireles retoma la fuerza del dibujo, la belleza plástica y por supuesto, la temática de denuncia social.
En “Amerikkka” hace una alusión al Ku Klux Klan con varios centenares de huevos de madera y sobre ellos, una plataforma colgante cubierta de mil balas pintadas de dorado de diferentes calibres. Una angustia inmensa invade al espectador porque ante la amenaza de quedar entre las planchas, el espíritu estadounidense contradictorio entre lo puritano y agresivo se ve reflejado.
Siempre polémica y políticamente incorrecta, su obra es un hito que ha marcado a muchos nuevos artistas, cada vez más transgresores y listos para atacar con su arte, nada más.
El trabajo de Meireles es políticamente incorrecto, conoce a estos otros artistas que también causaron revuelo y polémica en la sociedad.
