No te engañes, no te necesito.
Olvidemos quién eligió terminar la relación, fue una decisión que tomamos cuando ya nada funcionaba y desde ese momento me siento libre, aprendí a conocer mi cuerpo y a explorar mis deseos. Caminé sola unas noches, lloré en la regadera por las mañanas y me senté frente a la soledad a la hora del desayuno, pero todo eso me sirvió para entender que entre más libre soy, más plena me siento. Intenté sentirme mal y llamarte mientras bebía una cerveza, pero le marqué a mi mejor amiga y en lugar de llevar kleenex y un bote de helado compró vino, un nuevo labial y tomó mi mano como solía hacerlo antes de conocerte.
Pinté mis labios de rosa neón, me enfundé en un vestido entallado y corrimos rumbo a aquel antro donde ella y yo solíamos pedir medias de seda para recordar lo que es ser libre de llevar sobre los hombros mis pesares y no los de alguien más. En el baño me vi rodeada de mujeres cuyas quejas me hicieron sonreír y tomar aire porque yo ya no estaba expuesta a todas las preocupaciones y calamidades que implica tener una relación. Así que al volver a casa retoqué mis labios y me recosté con el labial puesto y una sonrisa enorme porque –a pesar de todo– retomé mi vida.
Lo acepto… después de esa salida –al despertar a la mañana siguiente– todo empeoró. Me sentía devastada, sola, triste, enojada y sin rumbo; entonces me dediqué a convencerme de que todo estaba bien y de que yo iba a estar mejor que nunca.
Al parecer lo logré… sólo tenía ganas de correr y divertirme, reunirme con todas mis amigas y gritar hasta que mi garganta no pudiera más. Quería reír, bailar, hacer locuras, cantar y no saber de nada ni nadie. La soltería me caía de maravilla, nunca pensé que una noche de risa entre chicas me hiciera olvidarte, y no es porque no te haya querido… solamente creo que me tenías encerrada en una jaula que ni siquiera construiste de manera consciente, pero que aun así era una prisión.
Aunque a veces me afligía, estaba tranquila de saber que podía llorar, gritar y patalear si quería, porque junto a ti nunca pude hacerlo. Te enojaba consolarme y gastar un abrazo en mis problemas “absurdos”. Pero la realidad es que te agradezco el que no me dieras consuelo en momentos de crisis o de lo contrario te extrañaría más. Gracias a eso pude caerme, levantarme y regresar al ruedo en menos tiempo del que crees. Además me fortalecí, ahora soy una mujer que dedica su vida a ser feliz y a complacerse a sí misma.
Por ello puedo estar los domingos en pijama, prefiero no usar maquillaje, me siento como quiero, fumo, no me depilo, me visto como más me gusta, platico con todo aquel que me parezca un gran conversador y corro desnuda si se me antoja. Ahora soy una mujer como aquéllas que dibuja Megan Gabbey, cuya cuenta de Instagram se engalana con escenas de chicas que disfrutan de su soltería. Son libres y se sienten bien así.
Esta artista plantea situaciones en las que las protagonistas lloran y se quiebran, pero enseguida recuperan su felicidad ya que recuerdan su vida en pareja y se dan cuenta de que en realidad nunca fueron lo suficientemente felices como lo son en las ilustraciones de Gabbey. A ninguna de ellas les importa nada más que sentirse bien sin importar lo que los demás piensen.
Con trazos complejos, algunos en color negro y otros en tonos pastel, la ilustradora representa la felicidad de las chicas cuando pasan ratos de diversión y locura entre amigas. Es decir, entre mujeres que se entienden y gozan de una noche de baile alocado, risas escandalosas y shots de tequila sin pensar que el amor de su vida debía estar ahí. Gabbey utiliza los problemas más comunes de los millennials y los convierte en una celebración por la vida.
Tomarse una selfie, liberarse del bra, fumar, no depilarse o simplemente descansar en calzones son los temas centrales de la obra de Gabbey, la cual se ha convertido en un estandarte de la feminidad, la vida y el deseo de permanecer libres por siempre. No es que esté enojada con el amor o que se niegue a él, sólo es que la soltería es mucho más divertida y fácil de mantener que un noviazgo que ni siquiera sabes cómo terminará. Se trata de entenderse a sí misma y dejarse llevar.
¿Ahora me entiendes? Soy mucho más feliz sin ti. Mi amor propio crece lentamente y no puedo estar un minuto más atada a una relación que sólo me llevará a un eterno sufrimiento. Ya no quiero llorar en las noches ni sentir que la vida se me apaga a cada momento. Sólo deseo ser yo misma y es evidente que para eso no te necesito.
Las ilustraciones fueron tomadas del Instagram de Megan Gabbey, quien ha cosechado cerca de 11 mil seguidores hasta el momento. Si quieres conocer más sobre su trabajo, consulta sus redes sociales e identifícate con sus imágenes.
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Si eres una mujer libre, amarás las ilustraciones de Bruta y de Sarah Maxwell, ambas muestran las dos caras de las mujeres independientes y felices.