El dolor nos vuelve adictos. Nos somete a sus designios sin nuestra voluntad de por medio. Nos hace estar semanas en la cama, comer, beber y fumar compulsivamente. Nos arrastra por un sendero accidentado donde todo es pendientes y barrancos de los que salimos heridos, una y otra vez; pues el dolor es cíclico.
Para algunas, el dolor ha sido un compañero inseparable desde el comienzo de sus vidas. Recurrentemente conviven con él. Lo reciben y le ofrecen una taza de té, lo invitan a quedarse toda la semana, duermen con él, le dan de comer: hasta lo arropan en las noches frías. El dolor se vuelve una especie de amigo al que uno se habitúa, y lejos de temerle empieza a disfrutarse.
Justamente las ilustraciones presentadas aquí, nos hablan de cómo el dolor se vuelve parte de la vida, se mimetiza con ella, convive con nosotros y, finalmente, nos hace ser quienes somos. Todas estas imágenes pertenecen a Sofía Weidner y su serie se titula “Adicta al dolor”.
Con trazos un tanto imprecisos y colores delicados, las mujeres de estas imágenes son acompañadas por cortos y divertidos textos. Nos sentimos identificadas con ellas, hemos vivido lo mismo que ellas reflejan. Las leyendas que acompañan cada cuadro nos dejan pensando por largo rato…
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Entre el amor y el odio hay una línea difusa. Muy a pesar de nuestros deseos amamos a alguien, duele, pero al mismo es tiempo inevitable.
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Los textos pertenecen a Jiseland; una especie de aforismos sentimentales con los que más de una mujer puede sentirse identificada, al menos una vez en la vida.
El dolor llaga a convertirse en parte esencial de nosotros. Parece ser algo genérgico y, probablemente, que heredaremos después.
Amores instantáneos, conflictos emocionales, golpes al narcisismo. La manera en la que amamos se ha transformado en un cúmulo de manifestaciones del ego.
¿Qué tiene el dolor que lo hace adictivo? ¿Por qué nos gusta relacionarnos de manera malsana y dependiente?, ¿por qué no podemos, simplemente, evitarlo?
Probablemente porque no nos atrevemos. Estamos habituados a sentir demasiado, hasta que duela. No podemos privarnos de ese placer y, al mismo tiempo, de ese castigo tan fácilmente.
¿Buscamos estar con alguien porque sentimos emociones hacia esa persona o lo hacemos para sentirlas? Sea como sea, estamos inmersos en un mundo emocional es veces difícil de sortear. Nuestros sentimientos nos sobrepasan y debemos lidiar con el dolor de una u otra forma.
Disfrutar la agonía puede ser la mejor manera de lidiar con ella. Muy probablemente el dolor no desaparezca hasta que hagamos las paces con él y nos reconciliemos con nosotras mismas.
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Radicada en la Ciudad de México, esta ilustradora es también diseñadora textil y cuenta con una amplia gama de trabajos artísticos. Además de las presentadas en este artículo, ella tiene más ilustraciones; conoce su trabajo aquí. También puedes seguirla en Instagram y Facebook.
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Si quieres conocer más diseñadores, no puedes perderte estas ilustraciones para personas inteligentes que no juzgan la sexualidad ni el placer.
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