Jeff Koons ha vuelto a ser el artista vivo con la obra más cara, después de arrebatarle el puesto a David Hockney, quien lo había conseguido en noviembre de 2018 con la venta de Portrait of an Artist (Pool with Two Figures). En esta ocasión Koons vendió Rabbit en 91 millones de dólares en la casa de subastas Christie’s, la cual cuenta con una versión en la exposición más reciente del Museo Jumex.
Apariencia Desnuda: el deseo y el objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons, aun se inaugurará el 19 de mayo y se perfila como la primera gran exposición en México y Latinoamérica que une la obra de dos grandes artistas tanto de la vanguardia como el arte contemporáneo.
En la exposición se plantea un diálogo entre las obras de ambos que incluye más de 80 piezas. Esta conjunción de cierta forma pretende crear también un reflejo en el que los espectadores puedan mediar su experiencia estética, así como el entendimiento del arte.
Sin embargo, no podemos negar el gran atractivo visual de las propuestas de estos grandes artistas, así como de nuestra cultura de las selfies. Con esto en mente, te proponemos algunas de las obras más impresionantes de la exposición en las que podrás sacar una foto memorable.
Jeff Koons, Seated Ballerina, 2017.
Ni siquiera es necesario ingresar el museo para poder apreciar esta obra monumental de Koons. Realizada en nylon inflable, que recibe a todos los paseantes de la zona y los visitantes del museo. Del mismo modo, se puede apreciar de espaldas a través del primer piso del museo.
Marcel Duchamp, Fountain, 1917 (edición de 1964).
Si acaso es la obra más icónica no sólo de Duchamp, sino del readymade y de la vanguardia. Con un simple urinal resignificó todo lo que podía ser o no ser arte… y sinceramente, probablemente si te tomas una selfie en toda la exposición debería ser con esta pieza.
Marcel Duchamp, In advance of broken arm, 1915.
Se trata de otro gran ejemplo del readymade y de cómo un objeto ya fabricado puede convertirse en arte. El acto de colgar una pala de nieve del techo —que de hecho a momentos puede lucir como que flota— provoca todo tipo de reacciones en el espectador.
Jeff Koons, Moon (Light Blue), 1995-2000.
Esta gran luna que abarca un gran espacio en la galería es un ejemplo de lo visual que Koons puede ser. Fabricada con metal que ha sido entintado y pulido hasta dar un gran reflejo en el que más allá de la vanidad, cada uno puede realizar una introspección y como Koons lo ha planteado, poder visualizar el “potencial del espectador”. Es decir, accionar la obra a partir de tus experiencias.
Jeff Koons, Rabbit, 2000.
Tenemos que decirlo, algo tiene de especial saber que una versión similar a la vendida en Christie’s por decenas de millones de dólares está expuesta hasta el 29 de septiembre de 2019, por lo que tal vez querrás una foto junto a esta pieza que también representa la juventud y viveza de los hombres.
Jeff Koons, Metallic Venus, 2010-2012.
Hecha con la misma técnica que Moon y otras de sus piezas como Balloon Dog, esta escultura muestra a una típica Venus que en otros formatos veríamos en mármol. A su costado también es posible apreciar que la escultura forma un jarrón en el que han colocado flores vivas, lo cual yuxtapone de forma muy obvia la naturaleza con la creación artificial del hombre.
Jeff Koons, Waterfall Dots (Origin), 2008.
Se trata de una de las obras más referenciales del artista. Entre las hileras de puntos, el artista marca con unas líneas grises el contorno de una vagina que recuerda ni más ni menos que a El origen del mundo de Gustave Courbet. Si bien no sería la selfie más inocente, es un gran cuadro.
Jeff Koons, Large Vase of Flowers, 1991.
En el lado opuesto de Waterfall Dots, en una esquina se encuentra esta escultura en madera policromada que representa un objeto bastante común, pero que transmite la misma belleza que la naturaleza propia.
Jeff Koons, Ballon Dog (Magenta), 1994-2000.
Si acaso es una de las esculturas más afamadas de Koons que le ha dado la vuelta al mundo por su simpleza que gracias al manejo de los materiales tiene ese característico reflejo. Si bien encontrarse en el reflejo no es tan sencillo como en otras de las obras como Moon. En su momento, una versión de este perro rompió el récord mundial a la obra de arte más cara de un artista vivo al venderse en 58 mil dólares, aproximadamente.
Jeff Koons, Play-Doh, 1994-2014.
Esta gran escultura sorprende de inicio porque tiene el aspecto de la plastilina que nombra a la obra, sin embargo, lo cierto es que está realizada con 27 piezas de aluminio pintado que se sostienen como un gran rompecabezas. Así como Ballon Dog, esta obra es perfecta para rememorar nuestra infancia y los objetos que en algún momento fueron un gran producto de diversión.
Jeff Koons, Lobster, 2003.
Esta obra a simple vista podrá parecer un inflable de plástico, similar a los que te llevarías a un día de playa o de alberca, sin embargo, lo cierto es que Koons nuevamente juega con los materiales para crear una obra que asemeja estar compuesta de un material completamente distinto y como ya se había mostrado en otras piezas, lo que supone ser plástico o pastilina en realidad es un arduo trabajo y manipulación del aluminio.
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