En nuestros días una de las peores acciones que puede hacer un ser humano es torturar o asesinar a un animal por el simple placer de verlo sufrir. Generalmente se considera que las personas que disfrutan hacer estas atrocidades tienen problemas mentales que pueden llevar a actividades psicópatas. Afirmarlo podría indicar que estas interpretaciones siempre se han mantenido constantes, pero un episodio particular en la historia francesa demuestra lo contrario.
Según Nicolas Contant, obrero francés, uno de los sucesos más divertidos en la imprenta de Jacques Vincent fue presenciar una matanza de gatos. Según el trabajador, el lugar donde los obreros debían trabajar era sucio, en vez de comer en la cocina con las demás personas les daban carne vieja y podrida que no podían tragar. Por si fuera poco, los 25 gatos de un burgués no permitían dormir a la mayoría de los obreros. Una noche, los más jóvenes decidieron cambiar su situación, Leveille, que tenía una gran capacidad para la mímica, se escabulló hacia la ventana del patrón y comenzó a maullar por horas. El dueño, sin dormir y con mucho sueño, les ordenó a sus trabajadores asesinar a todo gato del barrio a excepción de la de su esposa, llamada Grise.
Nicolas y Leveille pusieron manos a la obra con alegría: armados con escobas, varillas de metal y otras herramientas de trabajo, persiguieron a todos los gatos que pudieron encontrar. La primera fue Grise, Leveille le rompió la columna vertebral con un fierro y Nicolas la remató. Los obreros continuaron sus acciones al perseguir a todo felino que estuviera en el camino, los apaleaban y cuando estaban moribundos, los colocaron en una bolsa, simularon un juicio en el que los acusaron y los terminaron ejecutando. Cuando el patrón se dio cuenta de tal hazaña, les preguntó sobre el destino de Grise, ellos le contestaron que no tenían idea de dónde estaba y que jamás desobedecerían su palabra.
La extrañeza de este episodio radica en que cuando Nicolas narró todos los terribles sufrimientos que experimentaron los gatos, no pudo evitar reír, las personas que lo escucharon tampoco pueden ocultar su diversión y alegría ante la narración. El historiador Robert Darnton, al describir todo este episodio, menciona que las particularidades de este episodio son centrales para iniciar el estudio de una cultura diferente a la nuestra. Actualmente, al leer sobre los sucesos de la matanza de gatos mostramos nuestra indignación ante esta exhibición de violencia; en contraste, en aquella época estas mismas acciones eran una experiencia sumamente graciosa. Nuestra incapacidad por comprender la alegría de los trabajadores muestra la distancia que nos aleja de ellos, esta distancia es precisamente uno de los mejores puntos de acceso para intentar penetrar una cultura extraña.
El artista costarricense Guillermo Vargas, también conocido como Habacuc, en el 2007 creó una exhibición que demostró el mundo que nos separa de los trabajadores franceses del siglo XVIII. La Exposición no. 1 incluyó la quema de 175 piezas de crack y una onza de marihuana mientras se tocaba el himno sandinista al revés. Estas acciones rápidamente fueron olvidadas cuando los medios de comunicación y las redes sociales se enteraron de que en la Galería también se incluyó a un perro callejero atado con una cuerda con la leyenda “Eres lo que lees” en la pared.
La indignación fue mundial cuando un artículo del periódico de “La Nación” informó que el animal había muerto de inanición. Varios defensores de los derechos de los animales descalificaron la obra y exigieron que se le excluyera de la Bienal Centroamericana Honduras 2008. A este llamado se le sumaron cientos de personas que abrieron blogs para informar sobre la situación y llenaron su correo electrónico con amenazas, el grito era fuerte y claro: si no tiene respeto por la vida de un ser vivo, merece morir
Sin embargo, Juanita Bermúdez, directora de la galería, rechazó esta afirmación y aseguró que el perro únicamente estuvo amarrado por tres horas, ya que el resto del tiempo estaba libre en el patio de la galería. Cuando se le cuestionó a Vargas sobre este hecho, se limitó a responder que la exhibición tenía la intención dar un tributo a un hombre llamado Natividad Canadá, un nicaragüense que murió en una fábrica costarricense al ser atacado por dos perros Rottweiler ante la mirada de la policía.
La Sociedad Humana de los Estados Unidos confirmó que el perro no había muerto, pero agregó que condenaba el uso de un animal como parte de una expresión artística. Mientras tanto, en la red parecía que los hechos no importaban, la verdad era clara: el artista había asesinado al can simplemente para causar un impacto visual.
En el 2010, Vargas volvió a ser noticia cuando anunció su siguiente proyecto, informó que iba a publicar una foto diaria de un perro sano, llamado Axioma, hasta el día de las elecciones costarricenses. Inmediatamente los rumores comenzaron a circular y se empezó a decir que su plan era documentar la inanición del perro. Ante esta acusación, el artista explicó que había adoptado al animal un año antes y su intención era mostrar su recuperación en orden inverso.
Para muchos, estas acciones simplemente buscan crear una controversia que solamente le de fama a su creador, mientras que para otros su trabajo expone la hipocresía de una sociedad que se preocupa más por rumores que por el sufrimiento que atestigua en las calles por las que circula diariamente o en los laboratorios. Lo que es un hecho es que su trabajo expone la naturaleza (y contradicciones) de la cultura en la que vivimos y el mundo que nos separa de nuestros antepasados.
***
Te puede interesar:
Los performance más controversiales
El artista con VIH que creó armas mortales con su sangre
