“Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la olvida”.
–Friedrich Nietzsche
Encontrar un espacio que nos permita expresar aquello que sentimos sin ser juzgados o criticados, es una tarea difícil que muchos creemos nunca será posible. Algunos se refugian en sus pensamientos y guardan los más terribles secretos fuera del alcance de cualquiera, otros deciden confesar en la iglesia y poder liberarse del trauma que les causa su horrible acto al mismo tiempo que les permitirá alcanzar la redención, otros más le cuentan su historia a su mejor amigo con la esperanza de que no cuente su secreto.
Algunas personas permiten liberarse de sus pensamientos más fácil que otras. Pero otras, reprimen aquello que les aqueja esperando que el inconsciente un día los reprima. Pero nada es más fácil que dejarlo ir confesándolo de algún modo.
En este punto, probablemente desearían un espacio que les permita desahogarse y quedar sin la más mínima culpa y, con ese objetivo Candy Chang brindó ese espacio de seguridad que muchos necesitaban.
Confesiones es una instalación participativa en la que gente anónima comparte sus confesiones y puede ver las que otros a su alrededor han hecho. Esta exposición se encuentra en el corazón de Las Vegas y fue inspirada por los muros de oración de los santuarios sintoístas japoneses, los mensajes secretos y las costumbres del catolicismo.
La autora, Candy Chang invitó a la gente a que escribiera una confesión en una placa de madera. Las confesiones se realizan en cabinas puestas en la galería de arte P3 Studio. Ella arregla las placas en las paredes de la galería y selecciona las respuestas para colocarlas sobre lienzos de 4′ x 4′. Orquestó este espacio con un diseño original de Oliver Blank. Al final de la exposición, más de mil 500 confesiones fueron exhibidas en las paredes.
Encargado por el fondo de producción de arte, el proyecto explora el diseño de espacios que brinden seguridad a los participantes y ayuden al anonimato, la vulnerabilidad, comprensión y consuelo. Las más de mil 500 placas, están exhibidas en este espacio. “Todavía lo amo”, “temo que moriré solo”, “Comí mucho queso”, “Mi amigo vende heroína y arruinó su vida”, “Robé más de 15 mil grandes a la empresa donde trabajo”, “Me gusta el porno más de lo que hace mi esposo”, son algunas de las confesiones que se observan en la instalación.
Candy Chang es una artista taiwanesa-estadounidense que considera que los espacios públicos deben ser parte de nosotros mismos y de nuestra comunidad. Busca renombrar los espacios para realizar instalaciones públicas interactivas que provoquen apego emocional. Su trabajo busca examinar la justicia criminal y las construcciones que ocuparán las nuevas personas y cómo ellas mantienen sus aspiraciones y controlan su ansiedad.
Ojalá este tipo de instalaciones se hicieran en todo el mundo para poder lograr que todos evadieran el estrés y la ansiedad que existen por todas las preocupaciones y secretos que guardamos dentro de nuestro ser.