“Lo primero que se viene a mi mente es decir “lo siento” a toda la gente que conocí, a mí mismo y a todos los que posiblemente lastimé”.
Mischa Badasyan se propuso llevar a cabo un performance tan real como polémico: decidió tener sexo con un hombre distinto durante todo un año con la intención de mostrar la vacuidad del presente, la inmediatez con la que se consume cada sentimiento y la enorme expectativa de experimentar algo cada vez más intenso que termina por crear un tipo de humano sinsentido carente de emociones.
El proyecto “Save The Date” está inspirado en todas aquellas personas que toman el sexo casual de una noche como un escape a la realidad, a la soledad y la frustración. El deseo, las ganas de experimentar y sentir el calor de un cuerpo, unas manos tibias, unos labios recorriendo cada centímetro de piel quedó relegado a un segundo plano. Lo más importante al encontrar un compañero sexual de una noche es cubrir las inseguridades y todos los sentimientos negativos que agobian y amargan el día a día.
El artista interpreta los espacios urbanos desde la teoría del filósofo francés Marc Auge. Según Auge, los “no-lugares” son aquellos espacios intrascendentes en el espacio urbano carentes de importancia en la vida de cualquier persona. Los “no-lugares” son zonas creadas que cobran relevancia únicamente cuando se confronta su existencia material y su utilidad pasajera. Ya sea un supermercado, un aeropuerto, un cuarto de hotel o todos aquellos lugares en los que la sociedad pierde su identidad y aparece homogénea y desinteresada frente a los demás.
La relación entre el espacio y sus condiciones como determinantes de la historia está fracturada en estos no-lugares. Ninguna expresión relevante cabe y a pesar de la multitud, las personas se sienten vacías y actúan con indiferencia: he ahí la similitud con el proyecto “Save The Date”. Síntoma inequívoco de la posmodernidad en la que incluso el sexo se ha tornado intrascendente, impersonal y deshumanizado. Las relaciones sexuales se llevan a cabo sin comunicación, con prisa y pudor, sin interiorizar ni siquiera compartir el cuerpo o el momento plenamente (en ausencia de sentimientos de por medio).
¿Cuáles fueron las impresiones de Badasyan después de cumplir con la enorme empresa?
“Ha sido un proyecto de autoviolación que me convirtió en una máquina, sólo preocupada por cumplir mi meta a diario, un zombie que no tomaba en cuenta los sentimientos de los demás”.
Según el artista, las primeras semanas fueron sencillas. El problema vino después, cuando empezó a pesar en él la fugacidad de las relaciones y la deshumanización de cada encuentro. Al mismo tiempo, encontró un sinfín de emociones e inspiración artística sobre la base de la decadencia humana, sobre la burda necesidad fisiológica que termina reduciéndonos a los instintos más básicos y animales, haciendo del acto sexual un momento fugaz y vergonzosamente necesario, perdiendo la potencialidad de la poderosa imaginativa humana sobre la pasión, el erotismo.
***
Te puede interesar:
Los 15 artistas transgénero más importantes
El controversial performance que provocó amenazas de muerte a su autor