These bright lights have always blinded me
‘Famous Last Words’ – My Chemical Romance
Día 32 dentro de este asqueroso lugar… creo. Helmut ya golpeó tres veces mi costado izquierdo, sabe que es el lado que me duele. Ya no me importa. Cada vez veo menos gente en los campos vecinos. Antes solía envidiarlos porque no trabajaban, ahora lo hago porque ellos pueden ser libres en su muerte. Ya están tranquilos junto al pecho de Abraham y yo sigo esperando a que finalmente Helmut me joda la costilla para que se decida a matarme de una sola vez.
No tengo la menor idea de qué pasó. Un día todo estaba bien y de pronto un loco comenzó a gritar en el radio culpándonos de haber debilitado su raza. ¿En serio? Miles de personas lo siguieron y pregonaban constantemente su odio hacia nuestro grupo hasta que finalmente nos hicieron caminar mostrando al mundo nuestras creencias de la forma más absurda.
Nunca voy a salir de aquí. Al menos ya no quiero. No deseo saber cómo está el mundo o mi país después de que ese imbécil lo haya hecho pedazos. Prefiero morir aquí. finalmente siento que encajo en un lugar. Antes ni mi propia gente me miraba a los ojos, ahora todos parecen estar unidos. Si algo aprendieron todos en este lugar, es qué tanto se parecen las personas cuando lo despojan de toda su humanidad. Además, ya quiero ver el azul.
Azul, azul… de la muerte azul. El cielo ya ni siquiera parece de ese color. Se asemeja a un infierno naranja en el que estoy destinado a morir. Pero el azul… Escuché a unos guardias hablar sobre cómo las paredes de los cuartos de exterminio quedaban de ese color después de expulsar los gases con los que matan a mis nuevos hermanos. Antes de llegar aquí yo era pintor. Admito que nunca usé tanto ninguna variación de ese color, pero ahora me dejaría manchar diariamente por ese tono tan duro del que hablan.
Puede ser un cielo mostrándose en las paredes antes de que mueran. Pero nosotros no creemos en eso. Debimos ser cristianos o musulmanes, budistas, protestantes o cualquier otra cosa que le pareciera mejor al imbécil que nos metió aquí. ¿Entonces qué es? ¿Es un mar? ¿Es donde se ahogan mis hermanos? Ya no me importa. Me voy de aquí. Quiero ver ese azul y claramente en este lugar no está. No puedo ir al lado, pero puedo tomar rápido la navaja de Helmut.
Tonto… cree que lo voy a cortar. La punta no va hacia él, sino hacia mí. Ya no me duelen las costillas. No quiero volver a ver a estos judíos. Ya vi el azul.
¡Mierda! No es el mismo tono.
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Cuando escuchamos “azul de Prusia” simplemente aparece en nuestra imagen una versión hipotética de lo que escuchamos, pero su historia es tan interesante como desconcertante. El color fue uno de los primeros pigmentos que se creó de forma artificial hace más de 300 años. También se le llama ferrocianuro por su composición química y se usó como colorante para los uniformes prusianos de los siglos XVIII y XIX.
Yishai Jusidman, un artista mexicano, creó una colección llamada “Azul de Prusia” en la que busca explorar la historia de dicho color en el contexto de los campos de concentración del Holocausto. Con la implementación de ese pigmento específico busca mostrar el más oscuro azul de la memoria colectiva relacionada a la muerte judía.
Fue utilizado por artistas para crear pinturas al óleo, acuarelas y tinte, e incluso se ha usado con fines medicinales y en el área de la patología para obtener distintas pruebas en biopsias y determinar si se han ingerido algunas sustancias tóxicas. “La Noche Estrellada” de Van Gogh y “La Gran Ola de Kanagawa” de Hokusai, fueron creadas con el uso de ese color. A pesar de todos estos usos, hubo uno en específico que será recordado por toda la historia.
Se dice que el pesticida que los seguidores de Hitler utilizaron en los campos de concentración en las cámaras de exterminio fue una sustancia químicamente similar al azul de Prusia, pues contenía ácido cianhídrico, que a su vez está conformado por cianuro y es mortal al ser inhalado. Esto se basa en los residuos de ese color que se han encontrado instalaciones como Majdanek y Stutthof donde sigue plasmado hasta nuestros días.
Algunos han considerado la posibilidad de que se usó sólo como desinfectante, sin embargo, sería una coincidencia más que conveniente. Lo que busca Jusidman con su serie pictórica es “mostrar la tensión entre color e historia, imagen y pintura”. Revisó distintas fotografías de los campos y salas de exterminio y las pintó utilizando azul Prusia.
Esta serie de cuadros representa un color que puede tener una evolución que incluya su uso básico, artístico y mortal. Además, su implementación es la manera perfecta para hacer memoria sobre un momento impactante y doloroso en la historia.
Mirando el contexto cultural actual, hace que nos preguntemos: ¿qué tan lejos estamos de que eso vuelva a suceder?