Los artistas ven el mundo de una manera muy distinta a nosotros. Mientras que vivimos acostumbrados a trabajar una jornada cada día para así obtener una remuneración económica, estos se preocupan por crear trabajos que siembren una manera distinta de ver el mundo en aquellos que se acercan a su obra.
Desde luego que los artistas también comen, y para vivir de su arte necesitan entrar al circuito comercial. ¿Pierde el arte su valor estético cuando comienza a haber dinero de por medio? ¿Cómo afecta a un artista la necesidad de crear para generar ingresos? Estos dilemas, como podemos imaginar, poco tienen que ver con el quehacer artístico si lo pensamos como el mero hecho de la creación. Son otros los factores (comerciales, de presión social) que acaban por decepcionarlos y recluirlos en un anonimato intencional, casi siempre definitivo. Los artistas son eso: creadores de realidades, dioses en alguna medida, no vendedores (con sus salvadas excepciones). A continuación, un recorrido a través de los motivos que llevaron a Marcel Duchamp, Agnes Martin, Sturtevant, Cady Noland, Lee Lozano y Charlotte Posenenske a retirarse, temporal o permanentemente, del mundo de la creación:
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6. Marcel Duchamp
A Marcel Duchamp, pintor iconoclasta —para muchos el mayor transgresor de la historia del arte— le encantaba jugar ajedrez. De hecho, cuando se retiró provisionalmente del mundo del arte en 1918, afirmó: “(el ajedrez) tiene toda la belleza del arte y mucha más, pues no puede ser comercializado. El ajedrez es mucho más puro…”. Si bien su renuncia no era definitiva, el tiempo que pasó lejos del ambiente artístico le brindó el respiro que necesitaba de distracciones y presiones comerciales. El ambiente parisino en el que Duchamp se había visto inmerso despertó en él un sentido de rechazo que lo llevó a calificarlo como “un balde lleno de cangrejos”. Pasó los últimos 20 años de su vida trabajando en su obra final: “Étant donnés” (1946-1966).
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5. Agnes Martin
A Agnes Martin, pintora minimalista, lo que la llevó a escapar del mundo del arte en 1967 (apenas comenzando a cosechar su éxito) fue un sentido exagerado de responsabilidad dentro de su ambiente. Martin, aun antes de anunciar su retiro, era conocida por trabajar siempre al margen de grupos: las reuniones de pintores del impresionismo abstracto sucedieron sólo unas cuadras al norte de su casa y no acudió a ninguna. “En ese entonces yo tenía una queja común sobre los artistas, especialmente en Estados Unidos”, diría posteriormente. Su retiro duró sólo 18 meses. Fue durante este tiempo lejos de la escena avant-garde que creó la mejor parte de su obra.
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4. Sturtevant
Luego de que Claes Oldenburg, junto con otros artistas, vilipendiara a Sturtevant en la década de los 60, ésta se retiró por una década de la creación artística. Elaine Sturtevant fue reconocida por haber inventado la técnica de “apropiación”, que no es sino la repetición inexacta de una obra de arte existente. Su retiro fue una respuesta natural a la hostilidad con que fue recibida, pues sintió que estaba minando el poder de su práctica. El tiempo fuera ayudó a que desarrollara el marco conceptual detrás de su obra, analizando temas como la originalidad y la trascendencia.
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3. Cady Noland
Luego de que Cady debutara en 1988, montó seis exhibiciones en los siguientes dos años, lo cual dio la pista de una creadora muy prolífica. En 1999, sin embargo, anunció el que sería su último show. Desde el inicio de su carrera mostró en su arte el disgusto que sentía hacia la sociedad estadounidense obsesionada con los medios de comunicación y la fama. En una serie, por ejemplo, imprimió fotografías de celebridades asesinadas sobre metal y las adornó, no sin sarcasmo, con la bandera estadounidense. Se trataba de una crítica hacia un mundo en el que las personas se tratan a sí mismas como objetos, sentimiento que más tarde se acentuaría y dirigiría hacia el mundo del arte comercial y su propio lugar dentro de él. En 1999 retiró su trabajo y su firma del mundo del arte.
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2. Lee Lozano
Lee Lozano irrumpió en el ambiente artístico (dominado por hombres) de los años 60 con pinturas subversivas de máquinas giratorias similares a órganos sexuales. Cerca del final de la década comenzó a trabajar en una obra, “Dropout Piece”, que culminaría en su total y autoinducido retiro de la escena neoyorquina. Más tarde, cuando se concentró en la escritura conceptual, afirmó: “Artistas, críticos, dealers y amigos de museo: todavía huelo, en su mal aliento, las reglas que otros escribieron, y que ustedes se tragaron hace tanto…”.
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1. Charlotte Posenenske
Con 10 años exponiendo su obra al lado de grandes figuras de su tiempo, Charlotte Posenenske se retiró de la práctica artística, la cual percibía impotente tanto en lo político como en lo social. Justo antes de retirarse, en 1968, escribió: “Si bien el desarrollo formal del arte ha crecido en tiempo récord, su función social ha retrocedido. Es difícil para mí ignorar el hecho de que el arte no puede contribuir en el arreglo de las cuestiones más urgentes del mundo”. Posenenske fue de gran influencia para el desarrollo del arte minimalista y conceptual. Dedicó el resto de su vida a la sociología.
El arte, es decir, la creación artística, muy poco tiene que ver con el “mundo del arte” y sus reglas comerciales. Es por eso que artistas como Duchamp, Agnes Martin y Sturtevant prefirieron salirse de ese ambiente para continuar con su creación posteriormente. Otras perspectivas más abstractas, como el desencanto social de Posenenske respecto del poder social del arte, no permiten reconciliaciones. De lo que sí es capaz el arte es de abrir conciencias, así esta influencia no interferirá directamente en los problemas que nos aquejan. No serán, pues, los artistas los encargados de cambiar al mundo con su arte, pero es posible que su arte desemboque en el corazón de alguien que sí. Confiamos en el arte.
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Fuente:
ARTSY