El cuerpo humano es el objeto material mejor conocido por cada persona. Desde antes de adquirir consciencia, los bebés tocan sus dedos y miran sus manos atentamente mientras las mueven, entonces desarrollan la noción de que tales estímulos están dados por su propia corporeidad y pueden ejercer el control de ella. Movimientos básicos como tomar un objeto, ponerse de pie o caminar, son todo un reto para quienes pasan por la primera etapa de la vida.
El dominio del cuerpo crea un sentido único de propiedad y ayuda a comprender la realidad material. Un niño de 5 años corre y comprende a la perfección que se trata de cada uno de sus músculos, huesos y articulaciones moviéndose a su merced. El cuerpo se convierte en la realidad inseparable de cada persona, el vehículo que funciona como espacio de aparición en la compleja realidad.
No hay algo más natural y cotidiano que el cuerpo y sin embargo, la tranquilidad de encontrarse inmerso entre paredes de tejidos y piel puede interrumpirse a través del pensamiento crítico sobre la propia existencia. Sólo hace falta pararse frente a un espejo por más de cinco minutos para examinar la lealtad con que el reflejo devuelve cada uno de los movimientos faciales y comenzar a preguntarse acerca de su propia existencia material, que está atada a un par de manos, un color de piel, un par de ojos y una voz particular que funcionan como medio de expresión seguro en este mundo.
De inmediato, la diferencia entre extrañeza y normalidad llevará al cerebro a preguntarse por su lado más irreductible, la unidad que crea la singularidad entre cientos de millones de personas. ¿Éste es mi cuerpo o soy yo? ¿Será que pueda seguir siendo yo sin mi cuerpo o que alguien más asuma este cuerpo para ser él?
El mismo sentimiento puede llevarse al extremo ahondando en la relación entre lo ajeno y lo propio, entre lo habitual que resulta cada centímetro de la corporalidad y al mismo tiempo, la provocadora pregunta que llama a ver qué hay más allá del montón del montón de huesos, músculos, tejidos y órganos que forman a cada ser humano.
El cuerpo como objeto extraño y ajeno a la consciencia toma forma de distintas maneras que se separan de su totalidad orgánica y crean extensiones, deformidades, mutaciones y una fragmentación de la corporeidad. Entonces el sentimiento de normalidad desaparece y sólo quedan los restos físicos de un objeto que se presenta tan aterrador como la materialidad de una bestia de la más oscura pesadilla o peor aún, de la condición humana ante su consciencia.
El trabajo de Roger Ballen y Asger Carlsen deforma al cuerpo humano y propone un diálogo que va más allá de la simple diferencia entre lo material y lo ideal, lo físico y lo mental. Explora en la categoría de humanidad y confrontándola ante la extrañeza. A través del collage, cutting y dibujo, la intimidad rompe con lo cotidiano y se pervierte en formas impensadas, con presencia de elementos naturales que intervienen en la manipulación de la fotografía.
Los desnudos, naturaleza muerta y la presencia de miembros ajenos irrumpen en la serie “No Joke” que plantea preguntas sencillas como profundas al espectador: ¿Qué delimita lo normal y anormal? ¿Dónde se encuentra la extrañeza en el fondo de la psique humana? Se trata de un trabajo tan provocador como criticable, que hurga en la parte más íntima de cada persona y cuestiona sobre el arte mismo.
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Uno de los museos con mayor acervo y tradición en América, el MET está pasando por una crisis financiera que puede terminar por cerrar todas sus exhibiciones. Toma nota de las obras de arte que tienes que ver en el MET antes de que lo cierren. ¿Qué es el arte moderno y por qué es tan criticado? Conoce las 7 tendencias más absurdas y juzga por ti mismo.