Se sabe que Antonio Gaudí dedicó la mitad de su vida a proyectar su sueño del templo de la Sagrada Familia: exactamente 43 años. Abandonó su casa y se mudó para seguir la obra de cerca. Aunque lo visitaban, pocas veces se le podía ver, pues su atención y sus esfuerzos los dedicaba a construir la primera torre de la basílica.
En marzo de 1882 se inició la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, una iglesia que se convertiría en el símbolo de Barcelona y la obra cumbre del arquitecto catalán Antonio Gaudí. Para 1883, se encargó a Gaudí la continuación de la obra, la que convirtió en su gran proyecto hasta su muerte en 1926.
Noventa y dos años después de la muerte de Gaudí, la basílica de la Sagrada Familia sigue en construcción, y se estima que será para 2026 cuando la gran obra del catalán esté totalmente terminada, exactamente 100 años después de que fuera atropellado por un tranvía.
Ubicado en el centro de Barcelona, el templo ha estado siempre en las manos de Dios y en la voluntad del pueblo, así lo señaló Gaudí, un referente de la cultura catalana y de la arquitectura del mundo. Es en Barcelona donde se concentra la mayor parte de su obra arquitectónica, aunque, también, desarrolló el urbanismo, paisajismo y diseño de muebles y objetos.
El templo de la Sagrada Familia inició como una obra de estilo neogótico, pero la cabeza de sueños de Gaudí, a sus entonces 31 años, reconfiguró el proyecto a partir de su diseño. La Sagrada Familia está construida a partir de cinco naves que forman una cruz latina. Está dividida en espacios que hacen referencia a algún santo o misterios de la fe católica: Fachada de la Natividad, la Fachada de la Pasión, la Fachada de la Gloria con el Baptisterio y la Capilla del Sacramento, la Cripta, el Ábside, los Cimborios y Obeliscos, los Claustros, las Sacristías, la Capilla de la Asunción, el Cruceo y el Transepto, las Naves, los Coros y el Altar.
Con el paso de los años el templo se ha convertido en símbolo de identidad nacional, además de ser declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial. Es una de las grandes obras del modernismo y es el monumento representativo de Barcelona, además del más visitado en España, incluso, por encima del Museo del Prado.
El arquitecto al frente de los últimos trabajos del templo es Jordi Faulí, quien en conjunto con un equipo de trabajadores darán término a la que se perfila como la gran obra arquitectónica del catolicismo del siglo XXI. A su fin el templo dispondrá de 18 torres; cuatro en cada una de los tres accesos y, a modo de cúpula, se encontrarán otras seis torres: la torre cimborio central, de 170 metros de altura, está dedicada a Jesús, coronada con la típica cruz de cuatro brazos de Gaudí, símbolo de Jesucristo, y otras cuatro alrededor de ésta, dedicadas a los evangelistas, y un segundo cimborio dedicado a la Virgen.
A Antonio Gaudí se le reconoce como el máximo exponente de la arquitectura modernista catalana. Con la inspiración cimentada en la naturaleza, la decoración de sus construcciones y la invención de la técnica trencadís lo han dejado en el imaginario colectivo como el arquitecto de los sueños de azulejos, su sello característico para estar en armonía con la naturaleza.