Los sentimientos más oscuros del ser humano se exploran a través de diferentes manifestaciones; en el arte se intenta, además de interpretar el horror, acentuarlo en todas las vertientes culturales. El arte como medio de expresión permite, a veces, mostrar de manera visceral y encantadoramente perturbadora el sentimiento del miedo en composiciones dulces.
Roby Dwi Antono, ilustrador y pintor indonesio, llena de terror mundos coloridos engañosamente infantiles; trazos que puebla de extraños animales y horribles sentimientos disfrazados de ternura. Entre la pintura al óleo y dibujos a lápiz, Roby crea composiciones dulces y llenas de miedo, en las que se encuentran inspiraciones del mundo de Lewis Carroll y su Alicia en el país de las maravillas.
Repletas de elementos fantásticos en un contexto aparentemente tierno e infantil, el artista combina historias que parecen haber salido de un cuento de terror muy retorcido. Roby utiliza animales, niños y paisajes como de cuentos infantiles, pero todos mezclados con sangre y muerte. Un mundo que resalta la estética de lo extraño, el miedo y terrorífico.
Los conejos y un mundo distinto al ordinario se repite constantemente en su obra. Estos pequeños animales se relacionan con lo inexplicable, lo absurdo, lo cierto o falso y lo maléfico. No sólo en la obra del indonesio se ha explorado esta forma, ya en el cine, Matrix “sigue al conejo blanco” y en la literatura Alicia entra al país de la Maraviilas por seguir a un roedor para encontrase a sí misma.
A través de trazos infantiles, Roby transforma elementos en símbolos de un sentimiento o una emoción explorada: soledad, tristeza, desasosiego y engaño siempre en una atmósfera llena de color. El trabajo de Roby ratifica que el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son y que el hombre que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo.