El ser humano es capaz de expresar lo que lleva en el alma de distintas maneras; el arte es una de las más concurridas, ya sea en pintura, música o poesía, los sentimientos que se logran expresar a través de éstas pueden llegar a tocar lo más profundo de nuestro ser.
En las artes plásticas, una de las manifestaciones que ha logrado encarnar las emociones humanas con más detalle es la escultura. Ya sea en mármol, piedra o terracota, la escultura logra convertirse en un reflejo de la compleja existencia humana que, al igual que los seres, se moldea a través de la manos del tiempo o del artista.
A continuación te compartimos cuatro de las esculturas más impresionantes de la Historia, aquellas que muestran mejor que cualquier arte, las pasiones humanas:
Piedad del Vaticano
Comenzamos con uno de los mejores trabajos del renacentista Miguel Ángel Buonarroti: La Piedad, pieza que reside en el Vaticano. Esta escultura representa el momento en que María carga el cuerpo de su hijo muerto después de bajarlo de la cruz. En el rostro de la virgen se muestra una expresión cargada de dolor y resignación. Su tierna y triste mirada se posa en el cuerpo de su hijo. La virgen parecería ofrecer el cuerpo de Cristo al espectador para que éste sea capaz de compartir el dolor que la aflige.
La manera en la que el creador detalló cada pliegue de la ropa, cada línea del rostro y las expresiones físicas y gestuales de los personajes involucrados en la escultura, nos convierte en lago más que observadores de una pieza artística, pues rompe el distanciamiento que existe en tiempo y espacio, para conectar con las emociones que, seamos o no creyentes, se muestran en el mármol.
El éxtasis de Santa Teresa
El escultor por excelencia durante el Barroco fue Gian Lorenzo Bernini, quien era conocido por “convertir el mármol en carne”. Este napolitano es autor de la escultura El éxtasis de Santa Teresa, una de las piezas más bellas del Barroco italiano, reconocida por el propio Bernini como una de las obras más hermosas creadas por sus manos. Esta pieza representa la trasverberación que sufrió Santa Teresa, descrita por la Iglesia como la unión íntima con Dios a través de un fuego traspasando el corazón.
Según el relato, un querubín visitó a Santa Teresa, cargado con una espada de oro en llamas, que le hundió en el corazón a la santa. A pesar de ser un gran dolor, la alegría de estar recibiendo el amor de Dios, le provocó un sentimiento de placer. Su boca entreabierta hace alusión a un gemido cuando está siendo atravesada por la espada del querubín. La cara de la religiosa muestra a una mujer en plena euforia sexual, mostrando un placer que va más allá de lo comprensible.
Laocoonte y sus hijos
Esta es una de las esculturas más poderosas e importantes en la Historia del arte. La pieza griega fue hallada en el siglo XVI y dio paso a una revolución en las esculturas del barroco. Esta obra representa a Laocoonte, quien fuera un sacerdote troyano que intentó avisar a los ciudadanos sobre el peligro que sería recibir el famoso caballo de Troya. Según el mito, el dios Poseidón apoyaba a los griegos, así que decidió enviar algunas serpientes para asesinar a Laocoonte y a sus hijos.
Podemos observar que Laocoonte tiene una expresión llena de agonía y sufrimiento. El hombre siente desesperación al no poder salvar a sus hijos, y los artistas Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas lograron plasmar muy bien dicha reacción humana, tanto que podemos sentir su dolor: su boca entreabierta dando un grito lleno de agonía resulta muy realista. Los hijos, por su parte, miran a su padre pidiendo ayuda; esta escultura se convierte en una expresión única de dolor y desesperación que provoca un sentimiento de compasión en aquellos que la observan.
Psique Reanimada por el Beso del Amor
Psique reanimada por el beso del amor es una escultura creada por el artista italiano Antonio Canova, considerado el mejor escultor neoclásico, la cual representa el momento exacto en que cupido rescata a su amada Psique. El mito cuenta que Afrodita, la madre de cupido, no aprobaba el amor que su hijo profesaba por la joven, así que decidió, por medio de engaños, poner un alto a su relación: al inhalar una poción hecha por Perséfone, la diosa del infierno, Psique cayó en un sueño eterno. Cuando Cupido se enteró, buscó a su amada y con un beso la devolvió a la vida.
La escultura nos muestra a un hombre (a pesar de saber que es un dios) mirando con ternura a su amada. Ambos se toman con dulzura e intensidad, ignorando todo a su alrededor, llenos de pasión y amor. Cupido sostiene con suavidad la cabeza de Psique y con su otro abrazo rodea el cuerpo de la joven casi de manera protectora. Psique, a su vez, está aferrada a su salvador y rodea su cabeza con las manos, logrando crear un atmósfera íntima que excluye lo demás. La ternura, fragilidad y lealtad que esta escultura representa sirve como un recordatorio de lo poderoso que es el amor.
Finalmente, lo que cada escultor buscaba era hacer evidentes diferentes sentimientos y reacciones humanas, poniendo atención en cada uno de los detalles para lograr acercarlas lo más posible a la realidad, ya que, cuando los seres experimentamos alegría, amor, tristeza, desesperación, etc., no nos observamos ni somos conscientes de nuestros gestos o de cómo se encuentra nuestro cuerpo, pero al observar estas obras de arte, somos testigos de cómo el físico, conectado a la emoción, toma una postura o gesticulación particular.
Los bloques de mármol lograron ser convertidos en obras maestras que permiten admirar su belleza y esplendor para convertirse en carne a través de estas piezas.
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