Pierre Le Guennec, electricista de profesión, trabajó para Picasso como empleado de mantenimiento en sus propiedades alrededor de 1970, fecha en la cual el pintor malageño le obsequió 180 litografías, collages y pinturas y al menos 91 dibujos. Esto sucedió cuando la esposa de Picasso de aquel momento, Jacqueline, le dio una caja cerrada que contenía las obras y le pidió que se las llevara a casa. Le Guennec llegó a casa con una bolsa de basura y le explicó a su mujer que Picasso le había dado los trabajos pues había estado recogiendo su estudio. Al menos esa es la versión del electricista quien este martes inicia junto con su mujer, un juicio por presunto robo de piezas artísticas.
Sin embargo, los herederos de Picasso y el fiscal a cargo del juicio han calificado el relato de ridículo y cuando llegue su turno de declarar, intentarán convencer al fiscal de que en realidad se trató de un robo perpetrado por Le Guennec. En caso de ser encontrado culpable, la pareja enfrentaría una condena de hasta cinco años de prisión y una multa de 375 mil euros.
El electricista que hora se encuentra en el ojo del huracán, guardó las obras en un garaje durante décadas. En él depositó las creaciones de Picasso hechas entre 1900 y 1932 y que nunca han sido mostrados al público. El abogado de Claude Picasso, uno de los herederos, ha afirmado que “entre las obras robadas hay algunas excepcionales, como nueve collages cubistas”.
Hasta ahora, el caso se enfrenta a una difícil situación puesto que los testigos potenciales han fallecido y porque las pruebas de un presunto robo de hace 40 años pueden ser difíciles de localizar.
El descubrimiento de las obras se dio hace cinco años cuando Le Guennec se preocupó por el paradero de las obras tras su muerte y para evitar cualquier problema legal para sus hijos, contactó al encargado de gestionar la herencia de Picasso. El ex electricista viajó a París para la evaluación de los cuadros y un día después, éstos fueron confiscados por la policía.
***
Con información de La Jornada