México está lleno de talento. Algunas de esas personas talentosas ya ganaron premios Nobel o los van a ganar, otras se colgaron una medalla olímpica o recibieron el premio más reconocido dentro del mundo de la danza, fueron galardonadas en diversos concursos científicos o van directamente a explorar el Universo. Sin lugar a dudas, los talentos mexicanos brotan y llenan de orgullo a un país entero; sin embargo, su pasión por lo que hacen y el compromiso que generan para desarrollar sus proyectos es lo que los ha llevado tan lejos. ¿Pero cómo surge el sentido de propósito? Para entenderlo, veamos por ejemplo el caso de un joven fotógrafo en la Ciudad de México.
Héctor es un estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México, quien ha encontrado su pasión en documentar y comunicar el acontecer social a través de la fotografía. A inicios de septiembre de este año, la UNAM fue escenario de un momento de tensión y ruptura entre estudiantes y grupos de choque —conocidos como porros— ante la mirada de autoridades universitarias, los medios y las fuerzas políticas. En este acontecimiento, Héctor encontró la motivación para documentar algo que resonó en el corazón de miles de estudiantes: la idea de alzar la voz y defender sus derechos.
El joven fotógrafo capturó la última marcha estudiantil masiva en Ciudad de México con la intención de transmitir el mensaje de la comunidad a la cual pertenece. Aunque el tema social es complicado, encontró en su cámara una forma de difusión artística sumamente potente, y la oportunidad de transmitir a través de la fotografía el sentir de la comunidad. Para Héctor, al inmortalizar el momento, se genera un sentido de trascendencia basado en la emoción y se hereda este espíritu de lucha social a las futuras generaciones. En cada fotografía se expone el amor a su universidad, y lo que logró capturar quedará para la historia: rostros y letras llenas de sentido, almas enteras que ya no pueden ser reprimidas.
En la marcha masiva se vieron involucrados todos los planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana, el colegio de Bachilleres y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, para solidarizarse con los hermanos estudiantes a raíz de los eventos ocurridos el 3 de septiembre, cuando grupos porriles atacaron una protesta pacífica a favor de las demandas del CCH Azcapotzalco; dichos ataques dejaron estudiantes heridos de gravedad, hecho ante el cual las autoridades de la máxima casa de estudios no respondieron. Entre el miedo y la indignación, bastaron unas cuantas horas para que las facultades de Ciudad Universitaria decretaran paro de labores, así como los cinco planteles de CCH, los nueve de la ENP y las FES dentro del área metropolitana. Al día siguiente, los grupos estudiantiles asistieron a una protesta pacífica para exigir seguridad y justicia.
Al respecto, Héctor menciona:
“No pienso dar a detalle todos los puntos de los diversos pliegos petitorios que elaboraron los estudiantes, tampoco dar nombres o cifras exactas. Mi labor como fotógrafo y honrosamente miembro de la comunidad estudiantil de la máxima casa de estudios, es compartir. Exponer nuestros problemas a través de mi pasión, abrir el diálogo, gritar, unirme y jamás callar, porque estos son mis compañeros y nos están matando, estos son mis profesores y los están agrediendo, esta es mi facultad y no es segura, esta es mi prepa y le faltan cosas, es mi universidad y la están atacando y este es mi país y se está callando”.
Si algo podemos aprender de los estudiantes y Héctor es que cuando algo te apasiona realmente —ya sea la lucha por los derechos, la justicia, el arte o la memoria histórica—, el primer paso es simplemente hacerlo: salir a marchar, alzar la voz por lo que está mal, cargar con una cámara fotográfica y salir con los ojos muy abiertos a la realidad de nuestro país. Porque la mejor forma de iniciar las cosas es haciéndolas, Héctor —y muchos otros jóvenes— no pararán, su pasión se verá nutrida con cada nueva experiencia, con cada paso por las calles y con cada fotografía.
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