Los principales conceptos a transmitir en esta serie de ilustraciones son la diversidad y la aceptación; dos términos que resultan alejados cuando se habla del desnudo femenino o la sensualidad en la mujer. Pero, ¿por qué? A lo largo de los años al género femenino se le ha visto en plena persecución por los prejuicios. El cuerpo de la mujer cisexual se ha sometido por años a las reglas del mercado y lo único que se busca en y a través de él es vender un producto o cosificarle. La aceptación de uno mismo es entonces tema resultante de estas representaciones impuestas y el material de trabajo para artistas o diseñadores que se preocupan por este sesgo estético.
Para empezar, entendemos sensualidad como una facultad exclusiva de lo femenino porque la sociedad cree que la mujer ha de seducir por naturaleza; en segundo plano y por tanto, pensamos que las mujeres han de ser sensuales de manera innata y bajo los cánones que hemos erigido para dicha potestad. Nos cuesta trabajo pensar que todos los cuerpos deberían transmitir una sensualidad diversificada, a veces disruptiva con los parámetros convenidos, ya que estamos llenos de prejuicios.
Prejuicios que, a su vez, se convierten en algo entendido como defectos. Porque, claro, lo que no se ajuste a las líneas impuestas de la belleza masificada es una falla.
Es allí entonces, en los supuestos desperfectos del cuerpo y las ideas retorcidas de lo que es permitido representarse, que nace la ilustración de Pink Bits. Una firma que se encarga de compartir imágenes «inspirándose y celebrando a partir de las mujeres en toda su gloria. Ilustrando las partes y formas que se nos ha dicho debemos esconder».
Es desde los dibujos de Pink Bits que podemos entender que el cuerpo de las mujeres transmite cosas diferentes y conforma distintas narrativas con base en la multiplicidad de esos detalles comprendidos como errores. El relato de ser mujer se enriquece, de hecho, teniendo en cuenta la expresividad a través de las vivencias que esas marcas, fragmentos y pormenores significan.
Hace ya bastante tiempo que en los medios y los distintos niveles de entretenimiento se hizo de la imagen de la mujer un ítem de cambio; es decir, a partir de su silueta y su constante formalización de divinidad, la mujer –como si existiera sólo una– se edificó como objetivo de impacto publicitario para el mercado.
A manera de contrargumento, Pink Bits propone otra perspectiva y abre en trazos casi infantiles, de cierto espíritu naive, incluso de un aspecto que reta al erotismo mercantilizado, una representación silenciada de la anatomía humana.
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Para conocer el trabajo completo de Pink Bits dirígete a su página oficial o a su Instagram.
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