Una instalación es una obra que tiene como soporte el espacio. Se convierte en una forma vivencial de acercamiento con el arte, y quienes la visitan pueden hacerse parte de ella, escalarla, sumergirse, tocarla, mojarse; todo ocurre en una instalación, un momento artístico en medio de la cotidianidad. Aquí presentamos la primera parte de las instalaciones en las que te gustaría permanecer:
1. Unwoven Light, por Soo Sunny Park
Unwoven Light es una instalación escultórica suspendida meticulosamente elaborada a partir de material rígido industrial: vallas de cadena de enlace y plexiglás (resina sintética, flexible, transparente e incolora), que, de manera iridiscente, Park ha organizado en formas orgánicas y naturales, haciendo énfasis y remontando las colinas ondulantes de Nueva Inglaterra, donde reside actualmente.
2. Net Hasselt, por Numen/For Use
El colectivo de diseño especializado en arte conceptual, diseño espacial, industrial y escenografía, Numen/For Use realizó esta “hamaca comunitaria” llamada Net Hasselt. El proyecto son capas de redes flexibles suspendidas en el aire. Con las intersecciones en las redes se forma una especie de asiento que hace que la malla pueda ser explorada por los asistentes. La instalación indaga los tópicos de la inestabilidad, la levitación y la regresión.
3. White, por Studio 400
Un grupo de veinte estudiantes de la licenciatura en diseño arquitectónico del California Polytechnic State University conforman Studio 400, un colectivo de diseño quienes llevaron a cabo White, una instalación que integró los libros de investigación de los estudiantes en una obra colectiva entretejida en color blanco.
El entorno desarrollado es una interacción entre el espacio, el material, el medio ambiente y las personas. La instalación ocupa una superficie de cuatro mil 500 metros cuadrados y está tejida con plástico; la red formada invita a los asistentes a escalar la pieza y poner a prueba su fuerza y flexibilidad. A base de un tejido tradicional, la instalación vistió columnas colgantes prefabricadas y paneles de relleno.
4. Cloud Cities, por Tomás Saraceno
Tomás Saraceno ofrece la oportunidad de conectar con el futuro, la naturaleza y la arquitectura de una nueva forma. Este arquitecto empezó a tomar un lugar en el mundo durante 2009 cuando cubrió con telarañas el Pabellón Central de la 53a Bienal de Venecia; dos años después consiguió su primera exposición individual con Cloud Cities.
20 esferas de plástico cuelgan del techo con ayuda de hilos negros; cada una desde una altura diferente. El objetivo fue crear un enlace entre los asistentes y la naturaleza; algunas de estas esferas fueron recubiertas de plantas y otras las mostraban en su interior. Dos de las esferas tenían acceso al público, con lo que se alcanzaba el objetivo principal: crear la idea de una utopía futurista a partir de la sensación de viviendas flotantes tan cercanas a la naturaleza que retan a imaginar una propia idea del futuro.
5. Falling Garden, por Gerda Steiner y Jörg Lenzlinger
Esta pareja de artistas suizos expertos en el diseño de instalaciones sitio específicas crearon Falling Garden, una “lluvia” de piezas botánicas que caía en medio de una iglesia veneciana del siglo XVII. Este jardín colgante ocupó el recinto entre flores y plantas que parecían nacer del techo del santuario de San Stae, como parte de la 50 Bienal de Venecia.
La instalación es una cascada de flores, esculturas traslúcidas y semillas de distintos países, como las de abobad, de Australia; ramas de magnolia, de Suiza; capullos de Suecia, algas de Corea del Sur o bayas de la India, que caen sin rozar el suelo; los artistas identifican a esta pieza como “los pensamientos del jardín”.
6. Rainbow Net, por Toshiko Horiuchi
Toshiko Horiuchi ha trabajado toda su vida el arte con estambres. La planeación de Rainbow Net comenzó en el verano de 1997 y Toshiko Horiuchi estuvo tejiendo durante 13 meses y diez horas diarias hasta febrero de 2000, cuando ya estaba casi concluida la obra. En julio de ese mismo año empezaron a montar toda la estructura y dos semanas después ya estaba abierta al público.
La estructura es una red que cuelga del techo y de ésta cuelgan muchas más, además de otras que están en el piso. Rainbow Net cuenta con instalaciones no sólo para los niños, pues parte de la estructura es para que los padres se sienten y para que niños más pequeños o discapacitados jueguen. Se encuentra dentro de un domo, y el espacio que ocupa es de 26 metros de largo, 20 de profundidad y diez de altura.
7. Squiggly Ballon Installation, por Choi Jeong Hwa
El artista coreano fue nombrado por el LA Times como el “líder internacionalmente reconocido del movimiento del arte pop en Corea”. En su trabajo es común el empleo de materiales sintéticos en instalaciones de grandes dimensiones.
Squiggly Ballon está formada por 15 mil globos ondulados de colores por los que la gente transita como en una alberca para niños. La ocupación del espacio representa el mundo “dominado” por los objetos sintéticos.
8. The Rain Room, por Random International
Random International, colectivo londinense, se dedica a hacer obras e instalaciones que funcionan en los cruces del arte, el diseño y la tecnología en las que la interacción y la conducta de las personas son indispensables para su trabajo artístico.
Durante seis meses, el espacio de la galería Barbican, en Londres, albergó una obra única: The rain room.
En la rain room se instalaron cámaras 3D para localizar el movimiento de los cuerpos, paneles por los que se controla el flujo del agua y un sistema de filtrado y reciclado para reutilizar el liquido. Ciencia y tecnología se unieron para crear arte, una pieza en la que las posibilidades de un fenómeno natural se puedan controlar con el cuerpo.
La experiencia de la lluvia interior cambia al espectador de ser un observador o participar en ella; las posibilidades de un fenómeno natural cambian, la intención y la conducta de las personas se modifican al percibir un espacio controlado que le permite jugar con la plasticidad del agua y el sonido a partir de su participación.
9. aMAZEme Labyrinth, por Marco Saboya y Gualter Pupo
La huella digital de Jorge Luis Borges fue la base para levantar un laberinto de 500 metros cuadrados construido con 250 mil libros. Los artistas brasileños Marcos Saboya y Gualter Pupo, junto con más de 50 voluntarios, erigieron este laberinto que emulaba la huella digital del escritor argentino como parte de los proyectos de arte que se realizaron en el marco de los Juegos Olímpicos Londres 2012.
10. 21 balançoires o 21 Swings, por Mouna Andraos y Mongiat Melissa
En las calles de Montreal, en Canadá, una instalación pública reunió a los paseantes que transitaban por el lugar y los hizo parte de una pieza musical interactiva. 21 balançoires, o 21 Swings, es una obra de las diseñadoras Mouna Andraos y Mongiat Melissa, y está compuesta por 21 columpios, los cuales, a primera vista, parecieran simples objetos para el entretenimiento sin ninguna función más allá de la que se conoce; sin embargo, la pieza se activa al primer impulso: cuando una persona se sienta en uno de los columpios y comienza a “columpiarse” una nota suena y ésta se hace aguda o más grave, según la altura que alcance la persona.