«La masturbación es un acto de incesto. Cuando te masturbas, estás teniendo relaciones sexuales con tu propio yo, tu propia familia y carne y sangre. Esto es pecaminoso e incorrecto». Ése es uno de los 5 puntos con los que la organización Stop Masturbation Now exhorta a los padres de familia a prohibir a sus hijos a tocar sus propios genitales.
Sin embargo, de acuerdo a un estudio publicado por The National Center for Biotechnology Information, la masturbación comienza desde los 19 meses y medio de edad. Por supuesto, se trata de una actividad completamente distinta a la que realizan los adultos; los niños y niñas no tienen el mismo concepto de esta actividad; la imaginación sexual o la elaboración de fantasías es algo que no existe en sus cabezas. Se trata de un reconocimiento del cuerpo propio. Es simple; sentir placer al tocar una parte de su cuerpo. Es todo.
Las acuarelas de Jana Brike nos recuerdan esa edad temprana en la que el reconocimiento del cuerpo se convierte en un espontáneo objeto de placer.
Entre colores pastel y un admirable manejo de luces, sombras y degradados, estas obras nos presentan espacios naturales; siempre abiertos, siempre salvajes. Estos factores, en conjunción con la sensualidad de las tersas pieles, nos confrontan con escenarios mágicos; incluso, por momentos llegamos a pensar que, más que adolescentes, los objetos de estas pinturas son ninfas habitantes de un bosque mágico en el que viven y gobiernan a su antojo.
La transición de niña a adolescente es un proceso radical y complejo. Enormes cambios se suceden unos después de otros en una carrera vertiginosa que parece no tener fin. Los senos crecen y enormes revoluciones sacuden desde el interior. “¿Quién es ésta que está frente al espejo?” El pequeño cuerpo es habitado por una nueva persona cuyos rasgos parecen mucho más los de una mujer que los de una niña.
No se trata de convertirse en el objeto de placer para otro, sino advertirse a sí misma como un ser profundamente sensible. Estas pinturas son una especie de lugar imaginario donde no existen las restricciones por parte de las mentalidades adultas que censuran todo tipo de atisbo erótico por considerarse inapropiado.
Entre mariposas, flores, lobos, árboles y lagos estas pinturas son capaces de transportarnos a un tiempo y espacio donde el erotismo no está definido por los vicios de un deseo malgastado y predecible, sino un descubrimiento pleno y completo.
La censura, lo sabemos, es mucho más evidente respecto al género femenino. Mientras se entiende que los pequeños varones en la adolescencia tengan involuntarias erecciones y comiencen a desarrollar su erotismo, en las chicas las cosas parecen ser un tanto distintas. No es apropiado, alegan, y todo el mundo hace como si no existiera.
Todo esto hace sentido con las declaraciones que la propia artista hizo para Buzzworthy. Brike confesó que cuando era menor vivió bajo una educación estricta y opresiva, «una influencia que ahora está viendo su libertad infantil y salvaje florecer a través de su trabajo en la edad adulta».
«A veces he pensado que pinto niños porque no puedo ser un niña yo misma. Me crié en un ambiente muy restringido. Sentirse culpable y avergonzado por casi todo era considerado normal. Mantuve mi salvajismo y ansia de vivir con inmediatez abierta y bien escondida. Estoy atrayendo a esa despreocupada niña salvaje a vivir una vida plena a través de mi arte. Yo como una persona adulta, todavía estoy en la lucha de hacerlo en mi vida», dijo. Así como en la infancia, el placer no sólo se traduce en tocamientos de genitales. Es la integridad de la piel inmersa en millones de sensaciones que permanecían dormidas y que despiertan con una fuerza impetuosa.
El hecho de que un joven despierte al erotismo es una señal de que “se está haciendo hombrecito” y no sólo se le acepta sino se le felicita y celebra. Sin embargo, en el caso de las niñas, la circunstancia cambia por completo: se les llama precoces, maleducadas e, incluso, “fáciles” o trastornadas sexualmente.
Como ella misma lo describe, «su obra es su poética autobiografía visual». Se trata de ella misma redescubriéndose e inventado su pasado. Un pasado en el que la censura consiguió apagar —momentáneamente— las inquietudes de una adolescente al abrirse al mundo.
El medio tradicional que utiliza es pintura al óleo sobre lienzo. Aunque también ha explorado otros medios como el dibujo, la animación, la escultura en medios mixtos, la instalación y el arte digital. Esta artista, originaria de Letonia, cuenta con una prolija obra que puedes descubrir desde su sitio oficial. También puedes seguirla en Instagram para no perderle la pista.
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