Si alguna vez tuviste la curiosidad de probar una oreja, una nariz o un brazo humano, podrás simular esta experiencia si visitas la singular panadería de Kittiwat Unarrom.
En Tailandia, uno de los destinos asiáticos más atractivos y vistados, existe un sitio en la provincia de Ratchaburi donde no se permite juzgar a partir de la apariencia. Brazos, torsos abiertos, rostros y pies desmembrados esculpidos en forma de pan, forman parte del menú que podrás degustar.
Kittiwat Unarrom, dueño y fundador de esta panadería, estudió artes plásticas y más tarde se introdujo en el establecimiento de la familia para dar forma a sus originales creaciones, fusionando así sus conocimientos artísticos con la disciplina gastronómica que aprendió desde pequeño.
“Cuando las personas ven mis pasteles, no los quieren comer. Pero cuando lo prueban y lo saborean se dan cuenta que es sólo pan”.
Unarrom, quien también cursó estudios en anatomía para lograr una mayor perfección y acercamiento al cuerpo humano, crea piezas elaboradas con glaseados que emulan sangre; sombras hechas de chocolate y masa que simula la piel del cuerpo que hacen creer que se trata de extremidades y órganos obtenidos directamente de la morgue.
Si bien es una propuesta atrevida y quizás arriesgada, el trabajo de Kittiwat Unarrom demuestra que se puede innovar en cualquier lugar, disciplina u oficio que se desarrolle. Él cambia el aspecto dulce y atractivo de la repostería por todo lo contrario, a través de perturbadores alimentos que más allá de atraer por un exquisito aspecto, generan atracción y controversia por su carácter grotesco, aptos sólo para los más atrevidos.
Los pastelillos que se muestran en la tienda son empacados en una presentación de platos desechables y plásticos envolventes, como los que recubren las carnes frías en los centros comerciales.
Si quieres conocer un poco más sobre la elaboración de estos peculiares tentempiés, aquí te dejamos un video.