Elizabeth Short es el nombre de la hermosa joven de negros cabellos y tersa piel que saltaría a la fama en 1947 tras ser la víctima de uno de los crímenes más horripilantes de los que se tuviera registro.
El anhelo más grande de la chica de 22 años, era el ser descubierta por un cazatalentos de Hollywood, por lo que invertía el poco dinero que ganaba como camarera en comprar prendas y en ostentar una imagen atractiva para la mirada del otro; su precaria situación no le impedía llevar un estilo de vida en el que la belleza de Beth no pasaba desapercibida.
Beth solía frecuentar bares de moda en la zona de Los Ángeles, donde era poco frecuente que se negara a las bebidas invitadas por hombres, usualmente miembros de la fuerza militar, a los que la chica no era desconocida habiendo estado comprometida con uno cuya trágica muerte separara.
Fue en la mañana del 15 de enero de 1947, en el que Betty Bersinger realizó el más terrible descubrimiento de su vida; lo que al principio pensó que era un maniquí, fue transmutándose en el cadáver de la bella joven lacerada y destrozado de una manera tan sádica y grotesca que no alcanzan las palabras para describir tan cruento acto.
Es a partir de esta lamentable historia que causó furor mundial, que múltiples películas y series de televisión se han inspirado, entre ellos la obra de teatro de la que a continuación escribiremos.
Tras la lluvia publicitaria de la Dalia Negra, he de reconocer que sentía gran curiosidad respecto a la propuesta escénica que presentarían. Me preguntaba si como en la película de Brian de Palma, apostarían por el thriller policíaco un género que me parece de sobremanera acertado para retratar esta historia, y efectivamente así comenzó.
Podría sonar a cliché la historia de dos detectives (Erik Hayser, Juan Ríos y a posteriori el primer actor Fernando Lujan) que intentan averiguar a toda costa la identidad del homicida; sin embargo, esta puesta cumple con creces lo que su premisa promete “Parece cine, pero es teatro”.
Los hermanos Ortiz de Pinedo apuestan por hacer una adaptación, de la obra de John Richman, una propuesta audiovisual bastante peculiar e innovadora en la que básicamente se elimina la escenografía, reemplazándose por pantallas en las que a modo de historieta, te va contando la historia por medio de audiovisuales.
Esto, a pesar de ser visualmente impactante, reduce el campo de acción de los actores además de que interpone una distancia entre el espectador y el actor, que no logran conectar con las emociones y la historia como lo harían en teatro “convencional” por la barrera virtual.
Sin embargo, esto se compensa muy bien con la ambientación sonora, de iluminación y de vestuario que te remite forzadamente a la década de los cuarenta aunque con un toque visual “a la Frank Miller”.
La interpretación de Ariadne Díaz como Elizabeth Short es impecable, dado su parecido físico como su toque de ingenuidad, previamente muy bien logrado por Mia Kirshner.
Recomiendo de sobremanera esta obra en la que si el público busca un impecable espectáculo teatral, éste es un híbrido entre el cine y el teatro muy bien logrado invitando a la reflexión
¿Estarías dispuesto a todo para lograr tus sueños como la Dalia Negra?
Pueden presenciar la “Dalia Negra” los días viernes, sábados y domingos en el Centro Cultural Chapultepec.
