La sopa de aleta de tiburón es un platillo chino considerado un manjar, servido especialmente en celebraciones y festivales en el país, así como en bodas y banquetes, pues su consumo simboliza salud y prestigio para los comensales. Pero detrás de la preparación de esta sopa está la depredación de los tiburones, víctimas de la caza indiscriminada para obtener esta parte de su cuerpo.
La aleta es cortada de la secciones pectorales y dorsales del animal; los comerciantes, después de extraer la extremidad, arrojan nuevamente el tiburón al mar, hasta que el destino de este es morir por su nula capacidad para nadar. En Oriente el negocio con este cartílago es altamente rentable por su demanda para la elaboración del alimento.
Como una protesta contra esta práctica, la agencia de publicidad Y&R de Shanghai, en colaboración con IFAW, una de las organizaciones más importantes para el bienestar animal en China, situaron un ataúd con un tiburón dentro, como símbolo de la muerte del animal a manos de los cazadores; de la caja se asoman las aletas y la cola del animal, con la intención de remarcar que el corte de las extremidades significa la muerte del cuerpo en su totalidad, pues las aletas sólo representan el dos por ciento del peso total del tiburón.
Esta instalación forma parte de una campaña de sensibilización social por la que apuesta la agencia; los ataúdes representan la muerte de más de 73 millones de especies cada año, sólo para preparar el popular delicatessen en China.
A los transeúntes se les pidió una firma para apoyar la iniciativa de dejar de consumir sopa de aleta de tiburón para con ello contribuir a que cese la caza de la especie.