La estampa es uno de los pocos objetos artísticos que causan un impacto completo dentro del devenir cultural, histórico y artístico del hombre. La cultura visual, por medio de la imagen impresa alcanza unas posibilidades de penetración e influjo total dentro de todas las instancias e instituciones: las monárquicas y poderes políticos, los eclesiásticos, los centros culturales (como academias y universidades) y aun el mundo más amplio y difuso de la cultura popular pronto se adueñaron del medio, haciendo abundante y diverso uso de él.El mundo de la estampa durante el Renacimiento mostraba una disociación difícil entre el componente “industrial”, o más bien artesano, que implicaba el proceso del grabado y los métodos usados en la obra de arte considerada como única. Artistas como Durero (1471 – 1528) o Holbein (ca. 1497/8 – 1543) se movieron sin dificultad en este arte, y consideraban a sus estampas al mismo nivel que su obra pictórica, hecho que llegó a complicarse con la aparición de talleres de impresores, propiciando el fenómeno de la repetición de una misma imagen en contexto y significados muy distintos al ser realizadas por casas de imprenta, en donde la mayoría de las veces los grabadores eran receptores y no creadores de formas artísticas. Por ello la estampa adquiere un papel importante frente a los procesos creativos de quienes las realizaban, así como de los que las copiaban.
El grabado a partir del siglo XVI se convierte en un medio difusor de los diferentes estilos artísticos; hecho que benefició de manera sustancial al Manierismo. La importancia e influencia que llegó a tener en toda la Europa de ese tiempo, se debió en buena medida a la incesante actividad de los editores de grabados publicando casi al mismo ritmo en que se fue formalizando la nueva Maniera, difundiendo con ello los diseños de sus más destacados protagonistas, los cuales fueron conocidos por un público más amplio. Gracias a la fundamental labor difusora de la estampa, se produjo una auténtica diáspora del Manierismo fuera de Roma. El Museo Nacional de San Carlos conserva algunos grabados manieristas, como los realizados por el artista italiano Jacopo Zucchi (1541 – 1589), quien se formó en Florencia en el estudio de Vasari (1511 – 1574). Zucchi realizó para el Cardenal Fernando de Médicis la decoración en su Palacio de Florencia. Para 1584, realiza en la Academia de San Lucas de Roma los frescos de tema mitológico del Palacio Rucellai. Es probable que los grabados titulados Fertilidad y La Verdad, sean parte de alguna de estas decoraciones. Ambos grabados poseen una composición sobria, en la cual el movimiento de la figura es acompañado por la postura de sus vestimentas y aditamentos. A través de la estructura de las figuras, que dan vida a estas alegorías, es posible conocer el estilo del Manierismo romano que comenzó con el trabajo de Rafael (1483 – 1520), luego enriquecida por Zucchi. Dándole a sus composiciones cierta profundidad del espacio, alcanzó con ello la plenitud de las formas rematada con una carga iconográfica de los ornamentos.
La Verdad
Fertilidad
El grabado titulado La Prudencia, de autoría desconocida y perteneciente también al acervo del Museo Nacional de San Carlos, nos presenta la difusión del Manierismo hacia el norte de Europa, al ser una copia de una lámina perteneciente a la serie Las virtudes y los vicios, realizados por el alemán Hendrick Goltzius (ca.1558-1617), considerado uno de los mejores grabadores de los Países Bajos, y perteneciente al Manierismo nórdico, además de ser reconocido por su técnica sofisticada y la exuberancia de sus composiciones.
Según A. Hyatt Mayor, Goltzius “fue el último grabador profesional que dibujaba con la autoridad de un buen pintor y el último que inventó muchas imágenes para que otros las copiaran”. Este artista empezó como grabador, y estableció su propio negocio editorial en Haarlem en 1582. Durante los próximos seis años, Goltzius tuvo el monopolio en el norte de Holanda, en la publicación de los diseños de artistas contemporáneos. Contribuyó con sus diseños y con su actividad editorial a la difusión del Manierismo. Alrededor de 1598 entregó su editorial a su hijastro Jacob Matham (1571 – 1631), abandonando totalmente el negocio del grabado para concentrarse en la pintura hasta su muerte en 1617.
La Prudencia La serie a la que pertenece la estampa original de este grabado fue publicada aproximadamente entre 1587 y 1593. La serie completa se encuentra resguardada en The British Museum. La presente obra, al igual que la original, representa a la virtud como guía de las demás virtudes, indicándoles su regla y medida. La prudencia es personificada por una mujer con dos caras, igual que el dios romano Jano. Los dos rostros simbolizan la capacidad de considerar tanto las cosas pasadas como las futuras. El rostro de la mujer se encuentra abstraído, mirando a un par de serpientes entrelazadas que se enroscan en su mano izquierda; la inclusión de la serpiente se debe a un pasaje de la Biblia que dice “Sed prudentes como las serpientes”. La anatomía del personaje plasma el estilo de Goltzius por las musculaturas exageradas que rozaban con lo bizarro. La escena abigarrada de detalles y elementos iconográficos delata el gusto del autor por lo meticuloso en sus composiciones.