…y de repente, como una bomba que no avisa, y su onda expansiva va creciendo en todas direcciones aceleradamente, la tecnología se disparó: llegó el futuro. Sus feroces máquinas rugieron por cielo, mar y tierra dando grandes zancadas. Inventos que llegaron a acelerar nuestro tiempo, a volverlo todo más próximo, a hacer un mundo más pequeño. Los edificios altos, se hicieron más altos; la comunicación más inmediata; la máquina el eje y centro de partida. Llegó el Futuro…
Unos años antes de la Primera Guerra Mundial, la humanidad vio la llegada del automóvil, el aeroplano, y las comunicaciones inalámbricas. Artistas y literatos buscaron representar el ritmo de la tecnología y sus implicaciones en la sociedad. Fue así que nació el Futurismo (1909-1916) como parte de las vanguardias artísticas en Italia, fundado por el poeta Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944) quien redactó en el diario Le Figaro de París un primer manifiesto sobre el futurismo que establecía los fundamentos del nuevo movimiento.Los futuristas tenían un carácter revolucionario, militante, rupturista. Su propuesta iba mucho más allá de lo bello o lo estético. Como si ser artista fuera una labor casi profética, el arte, para ellos, era el medio para guiar al espíritu y encarrilar a la sociedad. Tan radicales llegaron a ser, que en el primer manifiesto futurista de Martinetti, de puede leer lo siguiente: – “Nosotros queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las hermosas ideas por las que se muere y el desprecio por la mujer”. – Manifiesto, 1909– “Queremos cantar el amor al peligro, al hábito de la energía y de la temeridad”.– “…un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”.
Victoria alada de Samotracia, 190 a.C
Este amor por la tecnología que se estableció por vez primera en forma de literatura, fue creciendo hasta llegar a los artistas, arquitectos, diseñadores, pintores, etc.
Síntesis visual de la idea: Guerra, Gino Severini, 1914
En el caso de los artistas, si el arte era el medio, la ciencia y la tecnología fue para ellos fruto de fe; algo así como una deidad poderosa y fuerte que había que idolatrar. El futuro resultó más prometedor que nunca; hijo de la ciencia bondadosa. Por ello, había que representarlo, y la máquina y el movimiento se volvieron los protagonistas de esta obra.
Tren blindado en acción, Gino Severini, 1915
Metro de París, rueda de la fortuna y Torre Eiffel, Gino Severini, 1912-13
Si el futuro es el quiebre con el pasado, el arte de un movimiento bajo este nombre debía romper con toda representación conocida y clásica; llenándose de fuerza, de colores intensos, de movimiento. Se dejó de lado la tradición para representar el mundo moderno. Las obras del futurismo nos dan una sensación de dinamismo, de libertad, de acción. La influencia del cubismo es evidente, pero poco a poco, la obsesión por la velocidad cambió la forma de representación, y el coche, símbolo y encarnación de la velocidad, se volvió recurrente en estas imágenes; así como las ciudades escandalosas llenas de luces, carteles y muchedumbre.
Dinámica de Jeroglíficos del Bal Tabarin, Gino Severini, 1912
Estados mentales I: las despedidas, Umberto Boccioni, 1911
Dinamismo de un jugador de fútbol, Umberto Boccioni, 1913
Perro con correa, Giacomo Balla, 1912
La ciudad se levanta, Umberto Boccioni, 1916
Velocidad de un automóvil, Giacomo Balla, 1913
Funeral del anarquista Galli, Carlo Carrá, 1910-11
Dinamismo de un ciclista, Umberto Boccioni