No me sentí culpable sino hasta después que me cortaron la cabeza. Todo tomó una calma incomparable momentos antes de que la guillotina improvisada de este grupo de fanáticos hiciera su caída sobre mi cuello. Me acusan de apoyar familias homosexuales. Estos locos de blanco deberían estar quemados. Pero no se detuvieron ahí. Aún miré un poco después de que rodó mi cabeza y vi las caras felices de aquellos malditos, entonces cerré los ojos y no miré más.
Más tarde sentí cálido el rostro. No estaba vivo pero tampoco me había ido. Un par nuevo de ojos se descubrió donde solían estar los míos y la vi. Una mujer con mirada fría untaba una especie de yeso en mi cara cubriendo cada uno de mis poros. La escuché hablarme directamente pero no pude responder, decía que me vería maravilloso, que ahora que estaba purificado no me sería posible insertar mis sucios pensamientos en nadie más. La loca me hizo un nuevo rostro y mi cabeza ya no está.
Me pasean por la calle y me gritan directo en la cara. Esos malditos cerdos siguen sonriendo y yo no puedo hablar. Mi cabeza es parte de un desfile que demuestra el poder de los “fanáticos de la familia”. Cómo quisiera entrar a sus sueños y ensuciar cada uno de sus juicios “puros”. Cuando las niñas adolescentes comenzaron a besarme recordé a Marie Tussaud. Seguramente aquella maldita que robó el rostro escuchó hablar de ella.
Marie Tussaud (de soltera Grosholtz) fue una escultora de cera que nació en 1971. Sí, de aquellas figuras espeluznantes que aún vemos en los museos. Tussaud fue una de las mejores creadoras de figuras de este tipo e incluso desarrolló imágenes de personalidades prominentes de aquel entonces, como el filosofo François Voltaire y Benjamín Franklin. Esta historia toma un giro un poco tenebroso.
Después de que su fama aumentó y se unió a la corte real de Versalles, comenzó a integrarse en los círculos sociales de aristócratas e intelectuales y también participó en las reuniones de los revolucionarios franceses. Justo después de que la Revolución Francesa inició, se le ordenó a Tussaud hacer “máscaras de la muerte” de quienes fueron víctimas de la guillotina: muchos de ellos eran amigos suyos.
Estas “máscaras de la muerte” eran figuras de cera que usaban como molde la cara real de aquella persona que acababa ser decapitada. Tussaud tuvo que aguantar esta pesadilla porque estaba obligada a demostrar su lealtad a la Revolución. Así que Tussaud moldeó los rostros de Maria Antonieta y de Maximilien Robespierre sobre su cara muerta. Tussaud creó esta actividad para que después esas máscaras fueran exhibidas por las calles de París como un mensaje a la población de victoria revolucionaria.
Eventualmente Tussaud pudo salir de Francia y como su talento era lo único que podía explotar para ganar dinero, comenzó giras por el resto de Europa donde expuso su serie de esculturas de cera desconcertando a más de un individuo. En 1975 se casó con Francois Tussaud y su gira se convirtió en el “Madam Tussauds”, un espectáculo itinerante que puede verse en distintas partes del mundo.
Su negocio de figuras de cera se estableció en 1802 y llamó la atención de muchos aristócratas interesados en aprender sobre lo sucedido en Francia. Cuando Tussaud abrió estas exposiciones, incluyó un espacio llamado “Habitación Separada” donde se exponen los artículos más raros, incluidas las mascaras de la muerte de Maria Antonieta, de Luis XVI, además de una momia egipcia y hasta un modelo de la guillotina. Ahora es conocida como la “Cámara de los horrores” y en aquel entonces la gente pagó mucho dinero para tener acceso a ella.
Cientos de figuras fueron destruidas durante el incendio de Londres y por una bomba durante el Blitz de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, algunas creaciones de Tussaud permanecen intactas. En Londres existe el Museo Madam Tussaud, asimismo, en distintos museos del resto del mundo se muestra el trabajo de esta peculiar artista. Aunque su profesión la llevó a hacer horrores a causa de una revolución, jamás la dejó y continuó haciendo figuras hasta los 80 años.
Su influencia en el campo de las esculturas se refleja hasta nuestros días. Sólo quisiera saber si la estúpida que me hizo esto moldeó bien cabeza. ¿Mis ojos se verán bien? Qué tonto pensar en mi apariencia en este momento, pero tengo todo el tiempo del mundo para pensar. No me molesta ser eterno, lo que me molesta es ver las miradas de estos cerdos protestantes escupiéndome o besándome. No sé qué hice mal. Seguiré encerrado en este mundo… Ahora entiendo, querían que fuera como ellos, encerrado hacia el mundo exterior. Vaya castigo.
Fuente: La Gran Época
Nota: No recuerdo claramente el nombre del movimiento (de lo absurdo que me parece), pero si hacen algo tan retrógrada como protestar en contra del matrimonio gay, seguramente harían el proceso de Tussaud para demostrar alguno de sus “puntos”.
